Cecilia Zamudio
Sobre la fábula del “capitalismo bueno"
(Por Cecilia Zamudio) Cada día se incrementa la pobreza a nivel mundial, a la par que las grandes fortunas crecen de manera exponencial: los capitalistas degradan cada vez más el planeta, y esclavizan y cosifican a más seres vivos. Excluyen a millones de seres humanos de una vida sana y digna. Exterminan especies y ecosistemas.
Millones de seres humanos, empobrecidos por el saqueo que perpetran las multinacionales que capitalizan sobre la destrucción de montañas y ríos, terminan apiñándose en los cinturones de miseria de las grandes ciudades.
Se intensifica el éxodo de seres humanos, desde los países más brutalmente saqueados, hacia la Metrópoli del Capitalismo. Pero los países enriquecidos a costa de empobrecer a otros, cínicamente quieren a las riquezas, pero a las personas no. Crecen los muros y las alambradas a la par que disminuye el análisis y la empatía. La arena de las playas se blanquea de la osamenta de miles de naufragados en su intento por huir de la caldera capitalista en que los hombres-caja-fuerte han convertido a sus países, a punta de saqueo y guerras imperialistas.
La patronal de los países de la Metrópoli capitalista, que también intensifica la explotación contra las y los trabajadores de la Metrópoli, y que precariza sus condiciones de vida, necesita un “Chivo Expiatorio" para echarle la culpa que ella no quiere cargar: usa sus medios de comunicación para alienar a las mayorías, aduciendo que la precarización de sus condiciones de vida se debe a “los inmigrantes". Se intensifica en los medios de alienación masiva la promoción del racismo y del fascismo, incrementando así la división de la clase trabajadora, y multiplicando los niveles de violencia racista.
La violencia contra las mujeres es también intensamente promovida por los medios de alienación masiva, dado que el machismo es una parte fundamental de la superestructura capitalista: galopan las ganancias de unos pocos sobre la monstruosidad del Feminicidio.
La cosificación del ser humano es promovida a saciedad. Y todo valor de “solidaridad" es reemplazado por valores consumistas. La noción de “justicia social" busca ser borrada, y suplantada por la perversa "Caridad", cuando no lo es por el “hedonismo Zen", o ya directamente por el "hedonismo VIP", todavía más egocentrado y triste.
Mientras los medios de alienación capitalista adocenan a la gente con su promovido “no cambies el mundo, cámbiate a ti mismo" (como si no se pudiera intentar hacer las dos cosas a la vez), los capitalistas continúan depredando. Implementan con mayor intensidad la Obsolescencia Programada (envejecimiento prematuro y programado de las cosas), convirtiéndo este planeta en un basural. Envenenan la tierra y los alimentos de manera cancerígena, asesinan por hambre a un niño cada 5 segundos, en un mundo en el que la agricultura actual alcanzaría para alimentar a 12 mil millones de personas...
Los capitalistas se aprovechan de la precarización de las condiciones de vida (que ellos mismos precarizan) para ampliar su cantera de esclavizables: crece la esclavitud moderna, la prostitución, el tráfico de niños.
Es urgente salir de este sistema en el que un puñado capitaliza sobre la sangre, sudor y lágrimas de las mayorías.
Ante la inevitabilidad de la constatación (por parte importante de la población mundial) del incremento de la explotación, de la miseria, y del saqueo de la naturaleza, los grandes capitalistas arremeten con sus tanques de pensamiento: se trata de colonizar nuestras mentes y manejar la percepción de la realidad.
Estos tanques de pensamiento intentan plantear el problema bajo luces deformantes, y para “ganar tiempo” se inventaron esta falsa dicotomía entre “capitalismo salvaje" versus un supuesto “capitalismo con rostro humano".
El Capitalismo es salvaje por naturaleza, puesto que se basa en la explotación: no hay un “capitalismo menos salvaje" dado que la violencia y aceleración de la misma es intrínseca a la aceleración de acumulación capitalista.
Se agigantan las grandes fortunas sobre cadáveres.
En la etapa actual del Capitalismo, los antaño “Estados de Bienestar" en Europa, son desmantelados. Pues tras la caída de la URSS, ya los capitalistas no se necesitan molestar en enmascarar parte de sus crímenes, fingiendo que el Capitalismo preserva “bienestar", al menos para los del autoproclamado “primer mundo".
Recordemos que el primer país en tener una seguridad social fue la URSS, porque las y los trabajadores soviéticos la instauraron a poco de tomar el poder (primer país en tener una sanidad universal y gratuita, una educación universal y gratuita, derecho a voto de las mujeres, vivienda como un derecho concreto y tangible, etc). Al existir estos derechos en la vecina URSS, los capitalistas europeos entendieron que era necesario, para frenar el descontento social en los países capitalistas, permitir unos mínimos en cuanto a seguridad social. Así, la lucha de las y los trabajadores, combinada con la existencia de la URSS, permitió conseguir algunos derechos... Los mismos que hoy están desapareciendo.
Hoy los acumuladores de capital y devoradores de nuestras horas de vida, se dan un festín de explotación, no tienen ya que guardar ninguna “compostura": ya lograron acabar con la URSS, ya pasaron los años necesarios para privatizarlo todo y adocenar a saciedad, ya sus medios de alienación masiva han inyectado un odio tenaz contra el comunismo. Ya los explotados pueden devorarse entre ellos, empapados de racismo, machismo y odio contra los revolucionarios: los explotadores han trabajado los parámetros de la sumisión al milímetro.
Pero todavía estamos vivos, y solo la lucha nos hará libres.
Cada día se acelera más la acumulación capitalista, y con ella la exclusión, la explotación, el saqueo, la represión, el Terrorismo de Estado, las guerras imperialistas, el fascismo, racismo, machismo, y todas las formas de violencia.
Por lo tanto es urgente luchar contra el Capitalismo, y no creer que, tal vez, sería posible “un capitalismo menos malo". Eso sería como pretender que debemos pugnar por un supuesto “machismo menos malo"... Cuando lo que existe es un sistema de explotación, y las “variaciones" sintomáticas que percibimos, son solamente en función de la etapa de este cáncer social.
(*) Fuente: Rebelión
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