Opinión

Ruben Dri

Una colonia no necesita ni ciencia ni tecnología

(Por Ruben Dri) Es una situación repetida en nuestra historia desde su nacimiento el 25 de mayo de 1810. Por un lado el proyecto de país independiente, soberano expresado por Moreno, Castelli y Belgrano, y por otro el proyecto de país dependiente del imperio británico, el que expresó Saavedra y encabezó Rivadavia.

El proyecto de país soberano que será sostenido por el interior, con líderes populares de la dimensión de Quiroga, el Chacho Peñaloza y Felipe Varela. Defensa de las artesanías locales, embriones de la industria, proyecto de la Patria Grande, la de Artigas y San Martin.

Por otra parte, proyecto de país dependiente, centrado en la pampa húmeda con salida al exterior por el puerto de Buenos Aires y su aduana. Rivadavia boicoteando el proyecto de Patria Grande sanmartianiana, Alvear, ofreciendo las Provincias Unidas del Río de la Plata al imperio británico.

Toda nuestra historia es una repetición de esos dos proyectos en relación dialéctica. Es siempre la misma lucha, la misma dialéctica, pero diferente, o diferente pero la misma, porque la historia se repite y no se repite, o sea se repite de manera diferente.

La misma-diferente dialéctica tuvo lugar con el yrigoyenismo, luego con el peronismo y volvió a realizarse con el kirchnerismo. Es decir, en la medida en que los sectores populares que propugnan un país soberano y construye el poder suficiente como para ser gobierno, las clases dominantes, desde el primer peronismo denominada “oligarquía”, llevaron a cabo una guerra a muerte para que las insubordinadas clases populares volvieran a aceptar la dominación.

El acceso a la educación en todos sus niveles, de la escuela primaria a la Universidad, fue una reivindicación fundamental de las clases populares, mientras que la oligarquía hizo todo lo posible para cerrarles el acceso a esos niveles de la educación.

La expresión de uno de los actores de la revolución fusiladora en el sentido de que la revolución se hizo para que el barrendero siga siendo barrendero, expresa claramente esa necesidad de cerrarles el camino de la educación que les permitiría salir de la situación de barrendero.

En el primer peronismo la lucha se expresó como libros vs alpargatas, con lo cual se pretendía cerrar a las alpargatas el camino de los libros. Lucha encarnizada que terminó logrando el ascenso de las alpargatas a los libros.

La dialéctica libros vs alpargatas vuelve a plantearse en la contraposición Macrismo-peronismo kirchnerista. El kirchnerismo expresó y expresa ahora en el llano, un país soberano y, en consecuencia, con amplio desarrollo de la educación en todos sus niveles.

Buenos salarios para los docentes, multiplicación y cuidado de las Universidades, promoción especial a las especializaciones que se desarrollan en el Conicet, avance de la tecnología que llegó incluso a darnos tres tipos de satélites.

En las elecciones de 2015 el movimiento popular kirchnerista fue derrotado por el PRO, partido de la histórica “oligarquía” ahora profundamente transformada y potenciada con las corporaciones agrarias, mineras, de todos los medios de comunicación.

Ahora bien, el macrismo aborrece un proyecto de país soberano. Tiene una profunda vocación de país sometido, cliente de los países o del país dominador, o sea, del imperio de turno.

Al proponer esa relación desigual de dominador y dominado, es lógico que aborrezca la educación en todos sus niveles y, en especial, en los niveles superiores. Es lógico, porque ¿cómo puede un ser que con alta educación acepte la dominación?

La enseñanza superior pertenece al dominador, no al dominado, a la metrópoli, no a la colonia. Lo dijo Macri con absoluta claridad: ¿Qué es eso de andar haciendo universidades por todas partes? Se refería a las universidades del Conurbano creadas por el kirchnerismo.

Traduzcamos: ¿Cómo es eso de andar gastando dinero en hacer universidades para quienes están destinados a ser dominados? María Eugenia Vidal, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, lo decía también muy claramente: “Todos sabemos que los que nacen en la pobreza no llegan a la Universidad”, por lo cual la conclusión es que esas universidades ocasionan un gasto inútil.

Tanto Macri lamentando eso de crear universidades como María Eugenia al afirmar que los pobres no llegan a la universidad, implican que esas universidades son un gasto que el Estado no debe soportar.

¿Sin universidades, en consecuencia? No, sino sólo las universidades en las que se forman los dominadores, la oligarquía, los Macri, los Marcos Peña, los Dujovne, los Caputo, los Quintana, los Lopetegui.

Cerrar mediante desfinanciación esas universidades a las que van los que deben seguir siendo dominados y terminar con esas creaciones propias de la tecnología como los Arsats.

Un país dependiente que sólo produce materias primas destinadas a las necesidades de los dominadores, o sea, del imperio. Por ello, el Conicet no debe existir o, en todo caso, debe ser reducido a la mínima expresión.

Se trata de reproducir el país oligárquico del primer centenario dependiente entonces del imperio británico y ahora, del norteamericano. Desde abajo, desde el subsuelo, para retomar la expresión de Scalabrini Ortiz, el pueblo lucha por su derecho a una educación que cubra todos los niveles, desde el Jardín de Infantes al Conicet.

(*) Fuente: La Tecla Eñe

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