Opinión

Javier Araujo

UNASUR: ¿El fin de Sudamérica zona de paz?

(Por Javier Araujo) En diciembre de 2008, en Costa do Sauipe, Brasil, se creó, en el ámbito de UNASUR, el Consejo Suramericano de Defensa (CDS). El Consejo fue concebido como una herramienta institucional para favorecer el diálogo y la cooperación política en temas de Defensa. El CDS, actualmente, tiene como objetivos generales:

 Consolidar Suramérica como una zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de nuestros pueblos, y como contribución a la paz mundial.

 Construir una identidad suramericana en materia de defensa, que tome en cuenta las características subregionales y nacionales y que contribuya al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe.

 Generar consensos para fortalecer la cooperación regional en materia de defensa.

Aún considerando que los objetivos propuestos fueron ambiciosos, no se puede dejar sin mencionar que el CDS se mostro como uno de los Consejos más dinámicos de la UNASUR ejecutando múltiples acciones en cada uno de los ejes temáticos en los que desarrolla sus actividades: Políticas de Defensa; Cooperación Militar, Acciones Humanitarias y Operaciones de Paz; Industria y Tecnología de la Defensa y Formación y Capacitación.

Con el propósito de operacionalizar las acciones propuestas se crearon, en el ámbito del CDS, dos organismos de asesoramiento de carácter permanente, el Centro de Estudios Estratégicos de la Defensa (CEED), con sede en la ciudad de Buenos Aires y la Escuela Sudamericana de la Defensa (ESUDE), con sede en Quito. El CEED tiene como finalidad “identificar los factores de amenaza y de riesgo para la región; fomentar una visión compartida sobre los asuntos de defensa y seguridad, y desarrollar enfoques conceptuales comunes que permitan la articulación de políticas regionales en materia de defensa y seguridad”. A su vez la ESUDE se concibe “como un centro de altos estudios y de articulación de redes entre las iniciativas nacionales de los Estados miembros, para la formación y capacitación de civiles y militares en materia de defensa y seguridad regional”. Resulta significativo que en el área de Defensa se hayan creado organismos para la producción de conocimiento a nivel estratégico y para la formación de militares y civiles en una perspectiva suramericana. En efecto, un rápido repaso por la historia reciente nos muestra que la producción intelectual en materia de defensa para la región se realizaba principalmente en Estado Unidos bajo la concepción de Seguridad Hemisférica. En este modelo el rol de las Fuerzas Armadas de nuestros países quedaba relegado a un lugar subordinado en la defensa de los intereses de esa potencia.

En el plano formativo la creación de la ESUDE resulta igual de relevante, habida cuenta de que la principal institución en el continente que tenía objetivos similares, fue la tristemente célebre Escuelas de las Américas. Bajo la noble denominación de Escuela se ocultaba una institución para la formación de militares latinoamericanos en la Doctrina de Seguridad Nacional, que concebía a las Fuerzas Armadas como agentes de ocupación de sus propios territorios nacionales.

Si UNASUR fue la respuesta soberana de los países de la región frente a la construcción del ALCA, el Consejo Sudamericano de Defensa, y sus organismos permanentes, resultaron una decisión que permitió un giro sustantivo en el área de Defensa: construir una identidad suramericana y producir un pensamiento estratégico autónomo de Departamento de Estado.

No hay lugar para sorpresas, la destrucción de UNASUR significa, también y dolorosamente, un nuevo rol para nuestras Fuerzas Armadas: fuerzas auxiliares en el despliegue estratégico de los Estados Unidos en Sudamérica.

  • Ex subsecretario de Formación del Ministerio de Defensa de la Nación.

(*) Fuente: Instituto Independencia

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