Opinión

Marina Yasky

Yo sí marcho

(Por Marina Yasky) Yo sí marcho con Moyano y no tengo ningún problema de conciencia al respecto. Marcho con Moyano porque tengo claro que por sobre cualquier diferencia y cualquier matiz, Moyano no es el enemigo. Porque tengo claro que la Marcha del 21 es contra el único y auténtico enemigo de clase. Ojala pudiéramos distinguirlo en la vida real con la misma facilidad con la que lo distinguimos cuando vemos Game of Thrones. Finalmente, lo que milita Jon Snow en la última temporada es unidad en la acción contra el enemigo verdadero.

A mí en particular los puritanos de la política nunca me gustaron nada, no les creo ni que después del lunes viene el martes, tarde o temprano (por lo general temprano) los vencen el individualismo y la pachorra. Esa subespecie de militantes impolutos del Facebook que pidió la unidad, que incluso la exigió impaciente como si tuviera el mismo tiempo de cocción que un guiso de lentejas pero que ahora, como le toca marchar con Moyano a la cabeza, se pone en plan exquisito y empieza con el pataleo. Mi vieja diría, apelando a Zito Lema, que es la clásica soberbia del culo sentado. Yo creo que además, en este caso, muestra la hilacha de un desprecio clasemediero histórico hacia los sindicalistas y esa suerte de histeriqueo desde el que se le pide a la dirigencia meter las patas en el barro de la ​H​istoria pero se le reprocha no salir con aroma a campos de lavanda, ambigüedad que tan funcional ha sido al enemigo en todas sus versiones. Ese ejército de umpa lumpas ​devotos del héroe individual que ​casi ​todo progre lleva adentro y que al final es siempre ganancia en el río del patrón.

Mañana voy a marchar con esa clase a la que pertenezco. Lo voy a hacer con mucho orgullo, con el mismo de siempre pero en estos tiempos, redoblado por circunstancias y herejías. ​Espero, como que el olmo dé peras, que a ningunx que no vaya se le ocurra hacer catarsis virtual preguntando después con el dedito inquisidor "qué hacen los sindicatos", porque juro que le voy a contestar con la diplomacia del barrio. Y en el barrio otra cosa sí pero diplomacia, no mucha.

La Patria es el otro, Cristina le puso palabras a algo que aprendí con los hechos de la militancia sindical. Y el otro es ahora.​ Más que siempre ahora.

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