Política nacional

Los ejes de los problemas argentinos

Fuentes seguras. LO HACEN

Los ejes de los problemas argentinos. El Estado debe garantizar la competencia. Cuáles son las dificultades para crecer. Un esquema dual que necesita resolución. Exportaciones y Finanzas. Pandemia, medios, hidrovía. La salud y El cohete a la luna. No soy un robot.

( Por Gabriel Fernández * ) ADENTRO O AFUERA. La recuperación era tenue, y se está frenando. La actividad económica registró en el mes de febrero un descenso del 2,6 por ciento con respecto al mismo tramo del año anterior. Esta información surgida del Indec evidencia el cese de la mejoría observada a partir de mediados del 2020. También, y especialmente, permite comprender que una recesión como la impuesta por el programa económico liberal entre el 2016 y el 2019 resulta muy difícil de detener; más si a la debacle inducida se le suma una emergencia sanitaria formidable. Cabe introducir, cual bálsamo relativo en medio de las dificultades, el persistente incremento del rubro construcción, con un alza del 11,7 por ciento interanual. Las ventas en el comercio minorista, en tanto, mantuvieron indicadores razonables. Como era de prever las personas siguieron comprando lo esencial. Los demás rubros, a pique.

Ahora bien, la dualidad en la que se encuentra la economía argentina se reflejó en el simultáneo crecimiento del comercio exterior. El intercambio comercial evidenció en marzo un superávit de 400 millones de dólares. El volumen total resultó de 5.720 millones de dólares, un 30 por ciento más que el año anterior. Los precios internacionales –la soja a la cabeza- beneficiaron a los exportadores y pese a los pataleos eso se reflejó en la liquidación de divisas. Vale una mención que puede considerarse valiosa hacia el mediano plazo: sigue siendo elevada la importación de insumos destinados a completar la cadena productiva. Es decir, como estrategia de recuperación pero también por necesidad directa, el país demanda un nuevo impulso a la sustitución de importaciones en rubros industriales. Retomando: es ostensible que un modelo exportador no resuelve los problemas nacionales. ¿Cómo se percibe esto?

La canasta básica creció un 5 por ciento y la canasta alimentaria un 4,5 en marzo. El resultado que dio a conocer el Indec permite responder con claridad el interrogante previo, pues una familia requirió 60.874 pesos para emerger por encima de la línea de pobreza. En términos anuales el registro atemoriza: la canasta básica se elevó un 48 por ciento, en tanto la alimentaria subió un 45 por ciento. Es pertinente indagar porqué en un ciclo general recesivo los precios de los productos continuaron su escalada. Una mirada profunda sirve para comprender la traba que implica la dualidad: la creciente del precio al consumidor local de los productos de consumo masivo se relaciona con las cotizaciones internacionales de las materias primas exportables y su incidencia sobre los alimentos. La vanguardia quedó constituida durante el mes indicado por las carnes (6,8 por ciento de aumento), los lácteos (6,8 por ciento) y los aceites (6,4 por ciento). El vínculo es transparente.

LO HACEN PORQUE PUEDEN HACERLO. Sin una modificación importante del esquema será imposible revertir la tendencia subrayada. Mientras el Estado nacional no resuelva el contrapunto peronismo- desarrollismo y continúe apuntalando las exportaciones sin desmonopolizar o al menos controlar eficazmente el mercado interno, el padecimiento de una gran parte de la sociedad se extenderá. Las negociaciones paritarias están dando resultados satisfactorios mientras que la asistencia social vuelve a decir presente. Pero esos alivios son deglutidos por un ritmo febril de aumentos que carece de fundamento en pesos mientras sostiene su dinámica en valores mundiales regidos por otras monedas pero también por otra lógica. A esta altura el clamor destinado a sensibilizar a las compañías para evitar la dolarización interna pierde sentido: lo hacen porque pueden hacerlo. Es el Estado, a través de las áreas involucradas en el tema y apoyadas en el movimiento obrero, las organizaciones sociales, las cooperativas y las pequeñas y medianas empresas el que debe anular el circuito para lograr un equilibrio interior.

¿No es posible cambiar? Bueno, gobernar implica correr el borde ya que si se aceptan todos los límites recibidos de administraciones anteriores la ecuación tiende a ser semejante. De ahí que la interna en curso de la Unión Industrial Argentina (que influye sobre las reyertas continuas observadas en Juntos por la Ruina) posea un nivel de trascendencia menor. Es posible que la Asociación Empresaria Argentina, donde tallan Clarín, Techint, Ledesma entre otros, pretenda hegemonizar la UIA a través de Daniel Funes de Rioja (COPAL) o de algún dirigente en línea, mientras la franja productiva busque imponer a Martín Rodríguez (Sinteplast), de buena relación con pymes y sindicatos. Pero si el canal que facilita la formación de precios internos sigue abierto, si se sigue habilitando la libertad de proceder comercialmente como más conviene, todos los protagonistas pensarán en el beneficio sectorial por encima del bien común. Sólo el movimiento obrero puede reflexionar y actuar para mejorar el horizonte del conjunto. El Estado, sin necesidad de eliminar actores, necesita volcarse en dirección geográfica interna, lo cual imbrica con un posicionamiento social, para trazar un rumbo que favorezca a la Nación en sentido integral.

El volumen de cada organización está asentado en su realidad económica interior, en su representación sectorial, en su capacidad de manejo político y también en la idea que los demás se hacen de esos rasgos. Ergo, si el gabinete económico insiste en super valuar la importancia de AEA y UIA por encima de Producción y Trabajo, CGE, CGI y otras entidades que congregan a los mayores generadores de empleo en el país, la búsqueda de soluciones se unilateraliza y el funcionariado escucha la versión externa y financiera de un mundo empresarial mucho más complejo y variado. Absorber conceptualmente que las firmas medianas argentinas son en realidad grandes por densidad creativa, dimensión tecnológica, capacidad elaboradora y número de trabajadores, implica admitir el desafío de cometer el pecado mortal de la vida nacional: intervenir desde el Estado para garantizar la competencia. La propaganda liberal siempre incluye como eje la exigencia de un férreo control estatal para evitar la competencia. Vale la curiosidad: esa demanda es presentada como defensa de la libertad.

De nada sirve hacerles caras lindas: las recientes medidas oficiales destinadas a restringir parcialmente las exportaciones y así garantizar la provisión del mercado propio recibieron repudio intenso de las firmas líderes. En simultáneo, esas corporaciones rechazaron con dureza los controles de precios. Ante el desaire, el Gobierno ahondó las vías de diálogo en busca de consenso: por ahora los acontecimientos dan cuenta de conversaciones perezosas, estiradas en el tiempo, mientras los distribuidores arriban a los comercios con nuevos y crecientes números para identificar los productos. Entre tanta observación crítica como la desplegada en este artículo es pertinente señalar que ni por un instante suponemos que la situación es sencilla, pues todos los intentos de recuperación aparecen obturados por una pandemia tenaz que las autoridades nacionales han resuelto combatir a pesar del continuo bombardeo de opositores vulgares y medios de comunicación hostiles al pueblo argentino.

LA CUESTIÓN FINANCIERA. Dejaríamos de lado un factor esencial de análisis si no apuntamos que la economía nacional aún se debe, para evolucionar, una reforma financiera de fondo. Los cambios suscitados en 1977 con la Ley de Entidades Financieras impulsada por el ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz tuvieron como objetivo la liberalización del sistema local. Basada en la teoría económica neoclásica e impulsada por la zona más parasitaria del país, la reforma redujo la participación e intervención del Estado en el sistema financiero, promoviendo que las empresas del sector (los “mercados” locales e internacionales) actuasen con la mayor libertad posible. Como resultado de ese sendero –que incluyó privatizaciones, ajuste y valorización sin inversión-, la vida nacional se fue deteriorando hasta eclosionar en 2001-2002. A partir las luchas populares que entrelazaron ambos años, se generaron mejoras en las políticas monetaria y cambiaria, pero el régimen concentrado sobrevivió.

El esquema rentístico alcanzó con el macrismo ganancias récord, cuadruplicando los resultados del período anterior. Según el Informe sobre Bancos, elaborado por el Banco Central de la República Argentina, las entidades bancarias ganaron en conjunto, un 317,9 por ciento más que en 2015. No casualmente la mejora fue dispar: los privados sextuplicaron sus resultados en cuatro años de Cambiemos, al crecer 566,7 por ciento, mientras que los públicos disminuyeron su ganancia en 37,9 por ciento debido al desmanejo realizado por el gobierno que mayor deuda contrajo en menor tiempo a lo largo de nuestra historia. La inclinación oficial durante el período quedó evidenciada con la imposición de tasas desmedidas que favorecieron la especulación de los poderosos y desalentaron la inversión productiva.

Aunque la tendencia actual permite visualizar un Estado con proyección industrial, parte de las complicaciones señaladas radican en la irresolución de los mecanismos que garantizan acciones sin control en beneficio de la agroexportación y las finanzas. Esos dos espacios económicos, con fuerte ligazón entre sí, catalizan las riquezas generadas por la sociedad en su conjunto. De hecho, todo el análisis económico garrapateado por los promocionados analistas de los medios concentrados –socios, a su vez, de esos sectores-, consiste en ocultar esta realidad. Es interesante observar los esfuerzos argumentales destinados a cargar la romana de las desgracias económicas nacionales sobre el “peronismo” en general, abarcando sin sentido más de siete décadas, al “kirchnerismo” en particular inyectando una presunta corrupción como parte de una cuenta inexistente y al actual Gobierno, mediante un zigzag crítico que oscila entre la denuncia de la emisión hasta el populismo que para ellos implica el volcar recursos sobre las zonas damnificadas por la realidad descripta.

DERECHOS Y OBLIGACIONES. Claro que, con el transcurrir del tiempo, la obligación de resolver estos problemas estructurales cae en manos de la gestión presente. Aunque resulta injusto culpar a la dupla Alberto Fernández – Cristina Kirchner por desajustes hondos originados en tramos anteriores, proponer una salida nacional a los mismos es razonable. Es que de la construcción de esa puerta de acceso al futuro depende la presencia que el Frente de Todos pueda obtener en tal devenir. La misma política exterior argentina denota que hoy existen muchos factores externos que –sumados a las representaciones populares antedichas en el orden local- brindan oportunidades para insertar el bisturí donde resulte adecuado. Si bien el empleo de la emisión configura una variante genuina digan lo que digan aquellos analistas liberales, lo cierto es que el diseño de un programa que en su conjunto nacionalice la Argentina –control estatal de fondo, priorización del mercado interno, desmonopolización de las distintas actividades, mejora del poder adquisitivo promedio- es imprescindible para evitar el emerger de obstáculos permanentes.

Este planteo no está desgajado, por eso mismo, de las evaluaciones internacionales presentadas en textos anteriores. Si nuestro país obtiene, por ejemplo, los recursos necesarios para mejorar su producción energética, carece de lógica sostener un esquema concentrado en el rubro. Lo mismo cabe, desde un perfil bien distinto, para los éxitos alcanzados en el difícil combate a la pandemia: ya que la aprobación pública es también capital, con formato político, resultaría penoso registrar una caída del volumen electoral por no afrontar los ostensibles problemas padecidos por las familias para sostener su ingreso vital. En ambos puntos señalados, como en otros, surge la importancia de buscar un nuevo panorama comunicacional ya que la generación de climas y la deformación de la realidad se han constituido en herramientas destinadas a realzar las dificultades de funcionamiento surgidas, a través de las trabas indicadas, de los mismos intereses que se benefician con la transferencia de recursos y la falta de definiciones estructurales.

PANDEMIA, MEDIOS, HIDROVÍA. “Todo el lío sobre las clases presenciales dio aire. La gente entendió” arrancaron nuestras Fuentes Seguras. –Es una percepción o tienen datos. “Datos. Cerca del 70 por ciento de la población está de acuerdo con las restricciones dispuestas por el Gobierno. El 60 por ciento considera que la oposición no colabora con la acción de salud”. -¿Qué conclusión sacan del error de Rodríguez Larreta? “La visión que se maneja es que intentó por cualquier vía el desmarque del Gobierno nacional para no quedar mimetizado y ser referencia de la oposición dura, tomando en cuenta que su hegemonía en CABA no está en discusión. Eligió para eso un tema muy sensible que la gente captó rápido. Si Alberto, como se pensaba, autorizaba las clases presenciales, es probable que algún referente de Cambiemos hubiera salido a cuestionarlo argumentando la posibilidad de contagios. Les da lo mismo el tema, lo que necesitan es marcar posición ante un público cabeza de termo”.

-Ese razonamiento es tan bueno como otros, pero para concretarlo fallan dos factores propios. “¿Cuáles?” –La desesperante política comunicacional oficial y la ausencia de un peronismo porteño opositor. “El primer punto está en estudio y se van realizando modificaciones parciales sobre todo, como sabés, en Telam. En el otro aspecto habló Mariano Recalde para criticar al jefe de Gobierno y el Partido Justicialista emitió un comunicado bastante bueno”. –Nada de eso fue impacto ni se difundió bien. La sensación es que esos pronunciamientos llegaron tarde y con sordina. “Es posible. Pero lo que se tuvo que decir, se dijo. La verdad es que el peronismo de la Ciudad no lidera ni mueve, esto se va a reflejar en las futuras candidaturas donde habrá apertura hacia sectores más dinámicos”. –Es más, vuelve a circular la idea de promover una reforma constitucional donde la cuestión federal sea central. “Si, sabemos que está la idea. Pero tené presente que no va a surgir del Gobierno nacional”. -Si la pandemia no cede ¿se piensa en más restricciones? “Sí, claro. La idea es sostener la producción todo lo que sea posible, pero es evidente que si se lo considera necesario, si los indicadores no mejoran, algo más se va a anunciar. De hecho ese fue el tema de conversación a lo largo de la semana entre Alberto Fernández y Axel Kicillof. Se reunieron una vez oficialmente pero dialogaron varias veces para abordar la cuestión día a día”.

–Volviendo a los medios, las críticas de los compañeros se refieren a la línea de la TV Pública, no a una sospecha sobre la honradez de Rosario Lufrano. “Lo de la honradez de Rosario no está en duda, es cierto, aunque por supuesto le van a dar a la matraca en los medios opositores. En cuanto al canal, es una nave grande que no se puede reorientar con facilidad, tiene muchos poderes internos que a veces complican los mejores esfuerzos. Hasta ahora el concepto que se planteó es que se informe equilibradamente, que no se generen conflictos y que se lleven adelante productos de calidad pensando en todas las familias en todo el país, no solamente enfocado sobre un público politizado”. –O sea, de política hablan los opositores, los liberales, los gorilas, mientras los espacios del Estado son neutrales. “Alberto recibió una especie de mandato de un gran sector social harto del clásico entre el kirchnerismo y Clarín. Era previsible que en este período no se busque confrontación sino contención. Una nueva etapa de agresiones hubiera sido rechazada por los ajenos pero también por los propios que hoy se quejan”.

-¿Algo para decir sobre el ministro Mario Meoni? “Nada, salvo el dolor compartido por todo el Gobierno”. –Por supuesto, siguen adelante las obras anunciadas. “Claro, con el accidente quedó opacado lógicamente el anuncio en Santa Fe, que fue muy importante. Ahí el presidente y el Ministro informaron sobre la realización de seis obras en la provincia con una inversión nacional por 918.639.458 de pesos. Se va a renovar la estación terminal de ómnibus de Rosario, a construir una red para ciclistas, se modernizarán los puertos de Santa Fe y Reconquista, y habrá tren para pasajeros entre la capital provincial y Laguna Paiva. Son obras importantes que muestran la importancia que el Gobierno le asigna a una provincia clave como Santa Fe. Eso se suma a varios anuncios anteriores. La verdad es que el trabajo realizado en Transporte a pesar de la pandemia es muy intenso y fructífero”. –Meoni falleció en medio del debate, fuerte, sobre la llamada hidrovía. “Meoni firmó el acta de compromiso con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con vigencia por 18 meses, cuando se concrete la licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay. Un mes antes del acuerdo el ministro había descartado la estatización. No habrá cambios en ese sentido”. –Llama la atención que el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Jorge Taiana, cuestione desde el Frente de Todos esa licitación. “Es un Frente y hay distintas miradas sobre muchos temas, la hidrovía es uno. ¿Porqué no puede haber diferencias? La intención ministerial es que además del Gobierno y OCDE, el Congreso tenga capacidad para controlar”. –La objeción es más profunda y el tema no ha terminado. “Lo sabemos”.

LA SALUD Y EL COHETE. Los lectores recordarán que desde este espacio informamos acerca de la discusión interna del área de Salud. Dimos cuenta de la existencia de una iniciativa potente para unificar un sistema desmañado, con excesiva libertad para las empresas privadas y desigualdades en el desarrollo de las obras sociales. Bien, este domingo con más precisión en El Cohete a la Luna su director Horacio Verbitsky evidenció los contenidos de una idea que había sido deslizada por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner durante ese evento decisivo para la gestión: el acto de La Plata, sobre fines del año pasado.

Dice el periodista que “El proyecto de reforma, que los ahora funcionarios de la provincia de Buenos Aires elaboraron durante la campaña electoral de 2019, no tiene nada que ver con cajas. Se titula Ejes centrales para un programa de salud 2020-2024, y se puede consultar aquí.

“Varias de sus pautas se pusieron en ejecución en respuesta a la pandemia. La propuesta es crear un Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino (SNISA), definido como un sistema mixto con centralidad en el subsector público, de carácter federal, pero fortalecido y articulado en una red nacional. Implica municipios “involucrados en la construcción de un primer nivel con alta capacidad resolutiva”, coordinación provincial de servicios e infraestructura de complejidad creciente y una alianza estratégica con el mundo del trabajo y de la seguridad social, con mecanismos de regulación ágiles y transparentes para el subsector privado. El reformulado Ministerio de Salud nacional deberá ejercer rectoría, construir soberanía sanitaria y contar con instrumentos que garanticen el derecho a la salud y la equidad global del sistema en todo el territorio nacional. Esa coordinación es un reclamo habitual de los ministros provinciales en las reuniones del Consejo Federal de Salud.

“El único punto con un explícito contenido económico en la relación entre subsectores postula que el público obtendrá una remuneración por los servicios prestados a beneficiarios de la seguridad social y de seguros privados. En el caso de las obras sociales con las que se celebren convenios “se realizarán descuentos promedio de hasta un 33% de los valores de mercado o de nomenclador definido, lo cual podrá considerarse un subsidio explícito del Estado a la seguridad social y a los trabajadores, a cambio de un sistema de cobro automático de lo facturado desde la misma recaudación AFIP o desde la Superintendencia de Servicios de Salud de todas las prestaciones”. El resto de las propuestas tiende a:

Sancionar una nueva ley que incorpore a la salud como derecho humano y que comprenda a todas las jurisdicciones y subsectores. Conducción política del sistema a través de los organismos nacionales: Ministerio Nacional, SSS como organismo operativo del SNISA, con centralización normativa y descentralización operativa de PAMI, ANMAT y Administración Nacional de Laboratorios de Institutos de Salud (ANLIS), y jerarquización del Consejo Federal de Salud (COFESA). Incrementar la inversión directa en salud del Estado nacional a través de un Fondo Nacional de Salud. Puesta en marcha de los hospitales construidos y hoy negligentemente abandonados para poner en valor el subsector público en infraestructura, equipamiento y fuerza laboral. Apoyar con inversión directa del Estado nacional a los hospitales de Alta Complejidad en las provincias. Nueva modalidad para la “libre elección” entre obras sociales, que impida su desfinanciamiento y mejore las prestaciones para los afiliados. Crear una Red de Establecimientos Públicos de Salud en Toda la Argentina (R.ES.PU.E.S.T.A.) mediante la integración territorial progresiva del subsector. Esto proveerá la articulación con el subsector de obras sociales nacionales y provinciales para un uso más eficiente y eficaz de los recursos sanitarios. Mejorar la capacidad prestacional del subsector de obras sociales y del privado sin fines de lucro, con incentivos para el desarrollo de infraestructura y capacidad de administración propias, y la articulación funcional entre ellas y con la R.ES.PU.E.S.T.A. Fortalecer el Primer Nivel de Atención a través de la creación de un Programa Nacional de Atención Primaria y Salud Comunitaria, con equipos de salud cada 1.500 habitantes para todo el SNISA, y un sistema de referencia y contrarreferencia que propenda a la complementación interprovincial. Optimizar la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, aprovechando la fuerte inversión en fibra óptica realizada hasta 2015, consolidando un sistema nacional de telemedicina y educación permanente en salud. Regionalizar el sub-sector público con criterios modernos, dinámicos y flexibles. Promover la Participación Comunitaria activa y planificada y la creación de Concejos Vecinales de Salud.” Cabe adentrarse y ver la nota completa.

NO SOY UN ROBOT.

1 El momento que atravesamos no es nada sencillo y posee aristas múltiples con derivaciones imprevistas. Un amigo se comunicó con este cronista para expresar con humor su desajuste vital: “Estoy como cuando iba a la secundaria. El pelo largo, la barba crecida, uso siempre la misma remera y el mismo pantalón. No tengo un mango y encima cuando me acerco las minas salen corriendo para no contagiarse”. De algún modo, este hombre ha vuelto a ser joven gracias a la pandemia.

2 Los pasionales vemos o escuchamos fútbol, lo cual facilita el transcurso con un espectáculo grato e impredecible, pero ese mundito no contempla la emergencia. Mientras crecen los casos de Covid entre jugadores, cuerpos técnicos, colaboradores, dirigentes, esos mismos protagonistas dejan de lado la protección, se abrazan de a montones, evitan rigurosamente la distancia recomendada … y se contagian. Observar entrenadores de edad avanzada sin cuidados lleva a indagar si creen que el virus los esquiva para permitirles disponer el cambio justo. En esta situación, como en otras, el fútbol tiene un balde en la cabeza; ese balde no releva el barbijo.

3 En tanto, la actividad remota dispuesta por motivos sanitarios en todas las reparticiones estatales vuelve a originar un sinnúmero de pequeños dramas. Trámites incompletos, webs que exigen de continuo evidenciar identidad y diferenciar seres humanos de robots (¿¿!??), pagos que se acumulan sin la firma que los concrete, así como una miríada de asuntos que podrían resolverse en un abrir y cerrar de ojos si se lograra dialogar mano a mano con el funcionario adecuado.

(Cono del silencio. Aquí apuntamos que si bien la medida sanitaria es correcta y el teletrabajo amerita recompensa, puede inferirse que unos cuantos vagonetas han dejado de atender los teléfonos y de abrir los correos electrónicos. De otro modo no se explican semejantes retrasos).

4 Los comentarios de los escasos caceroleros y la ultra difusión en medios y redes de las nuevas versiones del antiperonismo permite, con el mate bien ensillado y una actitud íntima proclive a la reflexión, lamentar la combinación de ignorancia y egoísmo que origina vergüenza ajena. En un país que gestó una contracara asentada sobre el decir de Martínez Estrada, Victoria Ocampo, Borges o aquél joven Sebrelli, asomarse a las tonterías que circulan en la actualidad, conmueve. Sin embargo, toda esta vocinglería valenzuela puede configurar un registro visible de la debilidad presente de un espacio otrora poderoso.

5 Fíjese que enroque, entonces. En todos los casos, quienes transgreden sugerencias razonables lo hacen porque pueden hacerlo. El Estado posee herramientas para evitarlo. En cuanto al poder para aplicar esas herramientas bueno, al igual que el andar, se acrecienta con el mismo andar.

Esto nos remite, en modo circular, al arranque de la nota.

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