Política nacional

El Presidente cuestionó el doble discurso del Jefe de Gobierno

Los cruces de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta por la pandemia

Los números no mienten y menos los de la pandemia que muestran que el impacto más dramático y peligroso de los contagios de la segunda ola de covid-19 están produciéndose en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en general y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en particular. Es en este distrito donde el gobierno nacional detectó la flexibilización (y la ausencia) de controles, por parte del gobierno porteño, de las restricciones que se habían acordado e implementado la semana pasada. Esa fue la razón del endurecimiento de los cuidados que anunció el presidente Alberto Fernández y que, ante el desenmascaramiento de la situación, Horacio Rodríguez Larreta intenta resistir buscando tensionar la relación con la Rosada.

Presionado también por el ala más radicalizada de Juntos por el Cambio, anunció que recurrirá a la Corte Suprema para evitar el retorno de las clases virtuales por dos semanas como prevé el DNU presidencial. Luego de ese acting, que protagonizó en la sede del gobierno porteño, Larreta envió a su vicejefe a solicitar formalmente un encuentro con el Presidente que lo recibirá hoy a las 10 en Olivos. Una reunión que se prevé tensa porque, como sintetizó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, "el Presidente no tiene problemas en que la oposición haga política con lo que quiera, pero con la pandemia no".

Ayer, Fernández abundó en las razones que lo llevaron a decidir las nuevas restricciones pero también anunció que cada titular de la AUH y de la asignación universal por embarazo, las asignaciones familiares de las categorías más bajas (del monotributo) A y B, "recibirán 15 mil pesos por estos 15 días que tienen mayores restricciones y a esto accederán todos los que se vean afectados por la medida".

Ahora bien, el Presidente confesó durante una entrevista con Radio 10 que lo que más le molestó fue la actitud de Rodríguez Larreta cuando en las reuniones privadas tenía una postura y después en público mostraba otra. "Yo dialogo siempre, trato de dialogar siempre y, de hecho, las medidas anteriores las conversé y las dialogué. Quise cerrar los restaurantes, me pidieron que no lo hiciera, quise cerrar a las diez de la noche y me pidieron que me extendiera hasta las once", recordó Fernández y agregó que pese al consenso alcanzado "los negocios que cerraban a las once se podían quedar hasta las doce" y que, incluso, las autoridades porteñas "no estaban de acuerdo con la restricciones a la circulación", entre las 0 y las 6 horas.

Fernández abundó sobre eso al sostener que "si uno habla, conversa, acuerda y después decimos que no estamos de acuerdo, entonces no entiendo para qué lo hacemos", dijo. Por eso, y a pesar de la posición contraria que sustentaban la ministra de Salud, Carla Vizzotti y de Educación Nicolás Trotta sobre las clases presenciales, terminó por avanzar con las restricciones: "Esta medida no la consensué, esta medida la tomé yo, y me hago cargo yo", afirmó. Por último afirmó que "mi compromiso es cuidar a cada argentino, aunque eso me obligue a tomar medidas que son muy antipáticas después de un año de pandemia".

Si bien el discurso contradictorio de Larreta puede ser incluido entre las reglas no escritas de la política vernácula al tener una versión para la tribuna propia, lo que le molestó al Presidente fue la conducta institucional de Larreta y sus ministros al no implementar controles para garantizar el cumplimiento de aquellas restricciones. "No nos engañemos más. Las fotos que me mandaron de Palermo el fin de semana, ¿ustedes vieron alguna mesa que respete los dos metros de distancia?", se preguntó el Presidente y aclaró que los shopping van a estar cerrados durante todo el día. "Lo que se vio en el Unicenter el fin de semana es preocupante. Y a los shopping no van los adolescentes, van los adultos", aclaró.

La reacción

El anuncio presidencial tuvo impacto profundo en la interna de Juntos por el Cambio. El miércoles por la noche la titular del PRO, Patricia Bullrich, participó de una escuálida protesta ante la quinta de Olivos en defensa de la educación presencial. Cerca del mediodía de este jueves Mauricio Macri lo presionó públicamente con un tuit: "La improvisación e ineptitud, también en el manejo de la pandemia, han generado angustia y enojo en los argentinos. No hay dudas de que las escuelas deben seguir abiertas. Mi apoyo a la Ciudad para que actúe haciendo respetar su Constitución y su autonomía".

Entonces Larreta reaccionó. Primero habló de la ruptura del diálogo y el consenso, luego cuestionó (como si buscase contentar a Bullrich), el plan de vacunación. Es más, dijo que se enteró hace poco que el gobierno porteño puede comprar vacunas: "Vamos a hacer todo nuestro esfuerzo para conseguir vacunas lo antes posible", dijo olvidando de manera conveniente la ley que no sólo autoriza al Ejecutivo Nacional a comprar vacunas sino también a los gobernadores y al jefe de gobierno porteño.

A pesar de reconocer que tendrá que acatar el DNU, Larreta cerró su conferencia con una mala interpretación de indignación cuando se refirió a la suspensión de las clases presenciales por dos semanas. Ahí dijo que va a ir a la Corte a defender la escuela olvidando, otra vez de manera conveniente, que desde que el PRO dirige CABA el presupuesto educativo siempre fue en picada. Desde que llegó Larreta cayó un promedio de un punto porcentual por año. En 2021, el presupuesto en educación representa apenas el 17,18 por ciento del total.

“Es fácil actuarla de ofendido y salir a cantar la música que todos quieren escuchar. Gobernar es otra cosa, es resolver y gestionar, es ocuparse aunque sea con medidas antipáticas. Es no irse a Brasil en plena pandemia, es ocuparse de los miles que cada día se suman a dormir en la calle”, afirmó la diputada nacional del Frente de Todos, Gisela Marziotta. A su turno, el senador porteño Mariano Recalde repudió la "hipocresía" de Larreta y, sobre todo, la especulación que esconde su reacción: "Se nota que predomina su interés político por sobre la salud de la ciudad. La prueba es que se olvida de que (Diego) Santilli dijo en febrero que, de incrementarse los contagios, se debían suspender las clases presenciales".

Fuente: Pagina 12

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