#MotorDomingo / Primera parte
Reportaje a José Ber Gelbard (25.10.1973) Archivo de Motor/ Revista Panorama
( Motor de Ideas) Como todos los domingos Motor Económico busca en archivos entrevistas que marcaron las distintas etapas políticas que Argentina vivió a lo largo de su historia. Hoy rescatamos la entrevista que en 1973 la revista "Panorama" le realizó al ministro de Economía, José Ber Gelbard, hombre ponderado y de confianza del ex presidente, Juan Domingo Perón. Hoy primera parte del reportaje. El domingo próximo la segunda
LA ENTREVISTA
—Señor: en la calle se dice que el programa de coincidencias entre la CGE, la CGT y los partidos políticos mayoritarios para quebrar el statu quo económico quedó en agua de borrajas. Dicho en otras palabras: se afirma que no hay plan económico. ¿Qué dice usted?
—Tengo que reírme y perdóneme. El programa del 7 de diciembre de 1972 tiene más fuerza que nunca porque el pueblo votó por él dos veces: el 11 de marzo y el 23 de septiembre. Entiendo que el programa se ha ratificado con el apoyo del 90 por ciento de la población. Desde la perspectiva institucional, también tiene un apoyo vigoroso: el presidente de la Nación lo aprueba. Sucede que hay opositores, o enemigos, que optaron por la actitud crítica al plan sin advertir que el 11 de marzo se verificó una revolución en el país. Una revolución sin sangre, quizá de tinta, pero profunda y genuina. Las críticas que usted manifiesta pertenecen a los reaccionarios; es la reacción contra el proceso revolucionario. Nuestros adversarios olvidan que la Argentina no podía seguir a los tumbos, con un 80 por ciento de inflación nominal; un país donde una minoría se enriquecía en medio del desorden y en desmedro del ingreso de los que producían la riqueza. Nosotros no inventamos nada: estudiamos los datos de la realidad, trazamos una línea y pusimos el plan en la máquina; ahora veremos los resultados.
Hasta hace poco tiempo, los funcionarios y los banqueros extranjeros llegaban a Buenos Aires con
imposiciones y con monedas demasiado caras; hoy las reglas de juego se fijan aquí.
Por otra parte, la ayuda extranjera no es fundamental; nosotros debemos
ayudarnos a resolver los problemas.
—Por diversos medios, antes y después de las elecciones, brotaron expectativas sobre inversiones de la banca y empresas de Europa y, además, sobre convenios con países del área socialista. Perdone que insista: la calle dice que esas inversiones y los convenios pertenecen al mundo de las quimeras. ¿Cuál es la respuesta?
—Creo que usted pone la oreja para la vereda de los incrédulos... En la calle principal le aseguro que las expectativas son más firmes que en marzo pasado, como lo prueban los antecedentes de propuestas interesantes para el país. Ocurre que hay que determinar las prioridades y el interés argentino. Hasta hace poco tiempo, los funcionarios y los banqueros extranjeros llegaban a Buenos Aires con imposiciones y con monedas demasiado caras; hoy las reglas de juego se fijan aquí. Por otra parte, la ayuda extranjera no es fundamental; nosotros debemos ayudarnos a resolver los problemas. Lo fundamental es poner la casa en orden. En respuesta a su pregunta digo que las expectativas de inversiones se han incrementado. El Congreso debería establecer las normas de las inversiones, en tanto se estudian las propuestas. En cuanto a los convenios comerciales con los países del área socialista se han dado pasos decisivos. En los próximos días llegara una misión soviética para tratar un convenio de adquisición de material para usinas hidroeléctricas.
—¿Para Yaciretá-Apipé?
—Puede ser. Con China se llevará adelante un acuerdo comercial que, en el corto plazo, prevé la venta de productos agrícolas; en el corto y mediano plazo los chinos compraran productos no tradicionales.
—¿Acaso heladeras y automóviles? ¿Qué venderá China?
—Lo primero puede ser. ¿Qué venderá China? Aun no lo sé.
—Y con Japón ¿Qué pasa?
—Tenemos buenas relaciones...
—¿Es cierto que los japoneses desean previamente concretar el convenio para la electrificación del ferrocarril Roca?
—No lo crea. Pero, como usted sabe, ese convenio no se llevará adelante. Concretamente, no está encuadrado en las prioridades argentinas.
—¿Y con Cuba?
—Con Cuba se firmó un convenio excelente. Se ha vendido por un total mayor que el previsto. Creo que vamos a vender a los cubanos automóviles, camiones y ómnibus de fabricación nacional. Es cuestión de persuadir a algunas fábricas más. Como los cubanos pagan, no hay problemas a la vista.
—¿Cuáles son las prioridades argentinas?
—Toda la escala de la petroquímica, con la supervisión de Fabricaciones Militares; la siderurgia, el carbón de Rio Turbio, el petróleo y el puerto de aguas profundas, entre otras. Esas prioridades están previstas en planes a tres, cinco y diez años. Pero es fundamental programar el progreso de las provincias. La situación en algunas zonas del interior es deplorable. Ya se firmó un compromiso de "reparación histórica” para La Rioja, San Luis y Catamarca, pero también preocupan Formosa y la Patagonia. Una provincia —no puedo decir cuál es— presentó 36 proyectos de obras. Los aprobamos. Debemos, imperiosamente, asociar el interior a Buenos Aires; si la Argentina no se une en el progreso, se divide en la miseria. No hay proyecto político continental si la Argentina está dividida y miserable.
—¿Qué ocurre con la minería?
—Los Bancos de las áreas mineras ya están dando créditos a los pequeños y medianos empresarios. El progreso de la minería es otra de las prioridades de este gobierno. También se ejecutará el Plan Cordillerano; pero ese plan requiere estudios de inversiones bastante complejos.
—¿Se estudia una nueva dimensión de la industria automotriz?
—Se estudia un régimen de exportación para la industria automotriz.
—Creo que no interpretó la pregunta. Me explico: en Brasil una empresa que también fabrica automóviles en el país se comprometió a exportar un alto porcentaje de su producción; esa empresa, en la Argentina, exporta escasos vehículos. Sucede, además, que hay una aguda competencia entre varias empresas en un mercado ágil pero pequeño; esa competencia demanda una gran masa de dinero para la financiación de las operaciones. ¿Se fusionarán algunas empresas de automotores?
-Vamos por parte. Primero: no se estudia un nuevo régimen para el funcionamiento de la industria automotriz. Segundo: pretendemos que las empresas exporten más, y en ese sentido se pueden rever las normas que obligan a las compañías en cuestión a brindar un trato semejante al vigente, como usted señala, en Brasil. Reitero que ahora el poder de decisión está en Argentina. Hoy, cuando se habla en nombre del país, los funcionarios lo hacen con la cabeza bien alta.
-Usted habló de los enemigos, mejor dicho: de la gente de la otra vereda que se resiste al cambio por cuidar sus intereses personales. ¿Quiénes son?
-No hace falta que lo diga. Todo el país sabe quién se resiste al cambio. Creo que esa gente está ciega. Para el cambio hay ángulos de 30, 60, o 90 grados; se proponen cambios armónicos, si se quiere moderados, y ni siquiera aceptan el ángulo mínimo. Parece que desean que el país reviente por los cuatro costados.
-La gente del agro, ¿está en el frente enemigo? ¿Por qué se sembró menos que en 1910?
-¡No, por favor! La gente del agro se reúne con nosotros y nos da todo su apoyo. Por otra parte, no es cierto que el área sembrada sea inferior a la de 1910. Si no se sembró trigo en la medida esperada, otras cosechas serán óptimas. Las inundaciones han roto todos los planes; eso es todo. Tampoco es cierto que la estructura del agro sea vieja. La que es vieja, arcaica, es la estructura del Estado. Mejor dicho: el Estado que recibimos no tenía estructura. La Argentina era un país en el que la autoridad se evaporaba. Los papeles, los expedientes, pasaban de mano en mano y no se podían resolver los problemas mínimos. Por eso no podemos hablar de estructuras viejas en el campo en la industria, porque la Argentina oficial no tenía cara y manos jóvenes.
-El presidente dijo que los problemas fundamentales del país son de raíz política. ¿Los problemas políticos pueden hacer fracasar los planes económicos?
-Ese no es un tema que pueda abordar. Usted comprende…
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