Política nacional

Por Daniel Rosso

Señora

La señora Luciana Vázquez ha escrito una nota en el diario La Nación en la que se manifiesta inquieta porque hemos invitado al ex vicepresidente Amado Boudou como disertante a la materia optativa que dictamos, junto a Gustavo Bulla, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Según su punto de vista, el hecho demostraría que “la libertad de cátedra se confunde entonces con libertad de militancia”. Luego se refiere, entre otras cosas, a que “otros expositores como Cristina Caamaño, de la AFI, y algunos periodistas convocados, todos se identifican con el kirchnerismo”.

La señora Vázquez expresa, como muchos de sus compañeros y compañeras del diario en el que escribe, una noción de democracia reducida a una fórmula peligrosa: aquella que afirma que la democracia es la suma de todas las partes menos una. Es decir: de acuerdo a esa concepción, hay una parte que les molesta y que, por lo tanto, es necesario marginar o eliminar.

Por eso, la señora Vázquez – quizás sin darse cuenta y sólo porque no responde a la reflexión sino al prejuicio –, pone en evidencia en su escrito la gran paradoja del liberalismo en la Argentina: la superposición de democracia con exclusión. Repetimos: según ese punto de vista, para que la democracia funcione hay una parte que es necesario expulsar. En este caso los militantes K.

El pluralismo en la Argentina está amenazado por conglomerados mediáticos que priorizan la voz propia y, en muchos casos, son organizadores sistemáticos de los discursos del odio.

Ello, además, supone una concepción de saber desprovista de toda politicidad, lo cual, por supuesto, es de dudosa seriedad epistemológica.

Quizás le hubiera convenido, a la señora Vázquez, escuchar la muy interesante disertación del economista y doctorando en Ciencias Sociales, Amado Boudou, cuando retomando conceptos de “Vigilar y Castigar” y de “Microfísica del Poder” de Michel Foucault, se refirió a las sociedades disciplinarias. En este último libro, el filósofo francés problematizó, en la senda de Friedrich Nietzsche, las tensiones entre política y verdad llegando incluso a sugerir que la verdad no era más que una relación de fuerzas.

Tiendo a creer que la señora Vázquez, que se expresa con un estilo renacentista, ha llegado con sus lecturas a un estadio superior al de la visión naturalista y positivista del conocimiento de Carl Hempel. Un rápido recorrido por Thomas Kuhn, Lakatos, Feyerabend, el origen de la reflexión semiótica a partir de Pierce, la ruptura radical de Nietzsche, la línea sociológica de Comte, Durkheim, Weber, las perspectivas marxistas y postmarxistas, los autores del giro lingüístico y los estudios culturales, entre muchas otras perspectivas críticas, la harían abandonar esa asombrosa separación entre verdad y política.

De todos modos, la señora Vázquez no tiene porqué saber – pero es una lástima que no pregunte- que las concepciones teóricas subyacentes en Eugenio Raúl Zaffaroni, el fiscal Federico Delgado o el intelectual Pedro Peretti tienen matices importantes. Y que los tres han sido invitados al seminario por haber publicado libros sobre el lawfare o la crisis de la Justicia en el último año. La idea de la materia es trabajar sobre las ideas que están circulando socialmente. Seguramente la señora Vázquez no tiene la menor noción de la existencia de esos tres libros que nosotros hemos tenido el gusto de leer junto a nuestros alumnos. Se los recomiendo, son muy interesantes para complejizar un objeto de estudio emergente como el lawfare. Además, si el señor Joaquín Morales Sola o el señor Jorge Fernández Díaz, o cualquier otro integrante del diario en donde trabaja la señora Vázquez, escribieran en el próximo tiempo un libro sobre lawfare con mucho gusto los invitaríamos a nuestro seminario.

La señora Vázquez cuestiona que haya demasiado kirchnerismo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y asocia ello a una falta de pluralismo. Lo dice del siguiente modo: “Además de Bulla, alineado con el kirchnerismo, Rosso, el otro docente a cargo del seminario que convocó a Boudou, es exsubsecretario de Medios de Néstor Kirchner. La directora de Comunicación Social, Kejval, doctora en Ciencias Sociales, se mueve en el mismo marco político, es autora de Libertad de antena, donde analiza el panorama de las radios comunitarias y reconoce la gestión de Néstor Kirchner como fundadora de una democratización de los medios. La carrera de Comunicación fue una usina de ideas claves para el diseño de la ley de medios”.

La señora Vázquez no chequea bien los datos: fui subsecretario de Medios durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. En esa condición apoyé la Ley de Medios. Y, por supuesto, la continúo apoyando.

La señora Vázquez pone en evidencia en su escrito la gran paradoja del liberalismo en la Argentina: la superposición de democracia con exclusión.

Es clarísimo: se trata de una curiosa concepción de la democracia que consiste en invalidar por kirchneristas a autoridades elegidas por el voto de los tres claustros y a seminarios aprobados por la Junta de la carrera.

La operación retórica habitual del diario La Nación es la hipérbole: a través de ella, construye todo el tiempo el mal absoluto, el que ocupa todos los espacios, el que se agranda y se expande. Luego se espantan con su propia construcción retórica: se indignan con un kirchnerismo expansivo que ellos mismos construyeron. No admite demasiada discusión: cualquiera que circule por los pasillos de la Facultad de Sociales verá la diversidad y la pluralidad de voces que se manifiestan en las paredes, en las aulas y en los textos que se debaten.

El pluralismo en la Argentina no está amenazado por el kirchnerismo. Está amenazado por conglomerados mediáticos que priorizan la voz propia y restringen la mayoría de las otras y, en muchos casos, son organizadores sistemáticos de los discursos del odio.

La señora Vázquez participa, como un eslabón menor, en una paradoja extrema: formar parte de un diario, La Nación, que renunció a construir una Nación. Sólo restaría pedirle a la clase social, a la que la señora Vázquez hace esfuerzo por pertenecer, un gesto de dignidad: que deje a otros y otras construir eso que ellos han decidido no construir.

Fuente:Contra Editorial

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