Sociedad

Se proyecta un triunfo aún más holgado para la fórmula del Frente de Todos.

Alberto Fernández ampliaría a diez puntos su ventaja

( Por Raúl Kollmann) El fantasma de "las cuentas no cierran" recorre las redes sociales. La idea básica es que Juntos por el Cambio (JxC) sumó casi 2.350.000 votos más, comparando la elección del domingo con las Paso de agosto, mientras que el Frente de Todos (FdT) sumó sólo 267.000 votos. Por lo tanto, los whatsapp fantasmales se preguntan de dónde pudo sacar el oficialismo esa cantidad de votos adicionales si los que sufragaron esta vez fueron apenas 734.410 votos más que en las Paso. Los errores numéricos y de razonamiento son de todo tipo. Por supuesto que ayudó una cierta manipulación de la Casa Rosada en el anuncio de los resultados. A las 21 dijeron que había algo más de seis puntos de diferencia, a las 23 ya había ocho, todo indica que el escrutinio provisorio terminará 49 a 40, o sea nueve de brecha, y es probable que el escrutinio definitivo lleve la distancia a diez. Quisieron esconder esa victoria contundente de Fernández-Fernández.

Los errores del fantasma de las redes sociales son los siguientes:

  1. Por de pronto se está comparando un escrutinio definitivo, el de las Paso, con un escrutinio provisorio, como el que tenemos del domingo pasado. De la elección de esta semana está escrutado el 97,13 por ciento de las urnas. O sea que falta escrutar el 2,87 por ciento. Sumando a los 734.410 de nuevos votantes que ya figuran en el provisorio, hay otros 740.000 votos adicionales que vendrán de lo no escrutado todavía. La conclusión es que este domingo votaron aproximadamente (todavía no están ni el provisorio ni el definitivos terminados) 1.500.000 ciudadanos más que en las Paso.

  2. Se puede poner en otros términos. Quedaron sin escrutar un total de 2873 mesas, que tomando el padrón y considerando un 80 por ciento de presentismo, suman 833.000 votos que faltan escrutar. La conclusión es la misma: aproximadamente 1.500.000 votos más que en agosto.

Aquí hay un detalle de importancia: de las 2.873 mesas, la mayoría, 1503, son de la Provincia de Buenos Aires, y tres de cada cuatro corresponden a dos secciones electorales en que la fórmula Fernández-Fernández ganó con claridad. Eso significará que la ventaja del FdT se ampliará en el cómputo nacional. Es casi seguro que Alberto Fernández termine con diez puntos más que Mauricio Macri.

Hasta aquí puede decirse entonces que hubo alrededor de 1.500.000 votantes más que en agosto para distribuir entre las grandes fuerzas. Pero las alianzas principales no se nutrieron sólo de nuevos votantes o de los no computados sino que le sacaron a las otras fuerzas. Y eso es así.

  1. Los candidatos de menor perfomance perdieron votos y todo indica que en una proporción importante fueron hacia Macri-Pichetto por afinidad ideológica. Roberto Lavagna perdió 481.000 votos; a Juan José Gómez Centurión se le fueron 226.000 votantes y a José Luis Espert se le cayeron 167.000 votantes. Hubo tres pequeñas fuerzas de derecha, entre ellas el partido nazi, que estuvieron en agosto y no pasaron el dos por ciento requerido. Esos tres frentes sumaron otros 127.000 y ahora directamente no estuvieron.

En suma, el total de votos capturados en su gran parte por JxC llega a 1.010.000.

  1. Del otro lado, en comparación con las Paso, el Fit perdió 161.000 votos y además este domingo no compitió el MAS que había llegado a 179.000. De manera que la izquierda dejó por el camino 340.000 votos, seguramente proclives a ir hacia el frente encabezado por el peronismo.

Sumado entonces a los nuevos votantes, 1.500.000 y los que se fueron de los pequeños partidos, 1.350.000, ya aparecieron en la bolsa para distribuir casi 2.850.000 votos entre las dos grandes fuerzas, aunque la mayor parte fue para el oficialismo.

Sin embargo, hay más en el juego de la distribución de votos. No son más sufragios sino que se distribuyeron distinto:

  1. En agosto, los votos en blanco fueron 882.659, en cambio el domingo esa cifra bajó a menos de la mitad: 399.751. Eso significa que hubo casi medio millón de ciudadanos que en agosto no votaron a ningún candidato y esta vez lo hicieron por alguno, casi seguro de las fuerzas mayoritarias, porque son las que aumentaron. O sea que se suman otros 500.000 votos a la distribución entre las alianzas que prevalecieron.

  2. Algo parecido pasó con los votos nulos. Fueron 318.009, mientras que ahora sumaron 232.208. Son otros 85.000 votos que se fueron a candidatos.

El total entonces que podía haberse distribuido entre las grandes fuerzas es de 3.400.000 votos, una bolsa grande en la que obviamente el oficialismo pudo quedarse con 2.350.000 votos.

Sin embargo hay un argumento adicional y decisivo que podría contradecir a los fantasmas:

  1. No es descabellado que votantes del FdT se hayan ido al JxC. Hubo un tremendo clientelismo en el Gran Buenos Aires, donde algunos de los intendentes amarillos dieron vuelta diferencias de diez y hasta 15 puntos. Una parte por corte de boleta, pero en otros casos dando vuelta la boleta completa. Hechos muy similares se dieron en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza o San Luis, a veces con clientelismo y otras con presión de los aparatos partidarios. Da toda la impresión que el gobernador cordobés Juan Schiaretti jugó las fichas por Macri mientras que el peronismo de Santa Fé, Entre Ríos, Mendoza y San Luis se desentendió de la elección porque ya había pasado su principal batalla, la pelea por la gobernación. Es indudable que no se puede explicar el vuelco sin el pase de votos del FdT a JxC

En el cuadro general también contribuyó que el holgado triunfo del Fernández-Fernández en las Paso relajó a la estructura partidaria del peronismo, que jugó un segundo tiempo con la victoria asegurada. Se mantuvo la intensidad en los municipios bonaerenses donde se peleaba no sólo la gobernación sino las intendencias. También crecieron los votos del FdT en CABA, otro distrito donde se disputaba la jefatura de gobierno.

En la otra vereda, la del antiperonismo, los números de agosto tensaron la cuerda. Cuatro años de acusaciones, de ahondar la grieta en los medios y la justicia, convirtieron la elección del domingo en una instancia dramática, una especie de "epopeya contra el mal". Ante la alarma del regreso de la alianza encabezada por el peronismo, una franja corrió al rescate en las urnas.

En la noche del domingo, Smartmatic dibujó un primer número de 6,34 de diferencia para que Macri pudiera hablar en Costa Salguero, derrotado, sin expectativas, pero con un poco de aire. A la noche ya eran ocho puntos. Hoy en día, teniendo en cuenta las mesas que faltan escrutar, que son principalmente de las zonas populosas del Gran Buenos Aires, la ventaja en el provisorio podría terminar en nueve puntos. Habrá que ver qué sucede en el escrutinio definitivo, pero todavía la brecha podría ampliarse a casi diez puntos.

Una verdadera paliza, si se considera que es un triunfo en primera vuelta, sin ballotage, y comparado con los 2,48 que hubo en la segundo vuelta de 2015, y que fueron presentados por la prensa oficialista como una especie de avalancha histórica.

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