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AySA renueva 7000 metros de cañerías para mejorar la presión de agua de vecinos y vecinas de la Ciudad de Buenos Aires

A partir del crecimiento edilicio de la Ciudad de Buenos Aires ( muchas veces sin una correcta urbanización) surge la necesidad de mejorar la infraestructura de cañerías, por eso es que AySA, presidida por Malena Galmarini, manifestó su objetivo de " mejorar la presión de agua a distintos barrios de la Ciudad".

En este caso, la empresa continúa avanzando con la renovación de 7000 metros de redes secundarias de agua de hierro fundido por redes con material PEAD (Polietileno de alta densidad).

Se trata de trabajos finalizados y en curso en cuatro cuencas. “Son obras en los barrios de Flores, Caballito, Belgrano y Las Cañitas pero que a su vez mejorará el servicio en barrios aledaños”, indicó el inspector de redes de agua y cloaca, Arq. Alfredo Rossi.

"Las primeras tres obras ya se encuentran terminadas, mientras que la renovación de red de Las Cañitas está ejecutada al 60%, con un plazo de finalización estimado para fines de noviembre."

Las tareas son una respuesta de la empresa al continuo crecimiento edilicio e inmobiliario, sumado al transcurso de los años del material de las tuberías originales de hierro fundido. De esta forma, también se logra mantener los estándares de caudal y calidad en el servicio que presta.

El PEAD, material con el que trabaja la empresa desde hace años ofrece mayor durabilidad, y principalmente no genera sarro ni incrustaciones que obstruyan el bombeo del agua potable hacia los usuarios, contrariamente a la antigua tecnología disponible que empleaban todas las prestadoras de agua y saneamiento.

El integrante de la Dirección de Redes explicó que el método elegido para estos trabajos de renovación no es el tradicional trabajo a zanja abierta que se practicaba desde la época de Obras Sanitarias, sino una técnica más moderna, se trata de microtunelería o ‘Tunelería Dirigida’. Es un método implementado por AySA para la renovación de las tuberías que "facilita mucho el tendido de la red y principalmente evita molestias a los vecinos porque los trabajos van por abajo de la vereda”.

Rossi además enumeró los beneficios del método empleado: “Se abren unas pocas ventanas de ataque, 3 o 4 por cuadra y no se rompe toda la vereda. Esto redunda en una intervención más limpia con menos tierra, barro y concreto roto. Menos invasiva para los vecinos que transitan a pie y con menores costos y tiempo para el posterior cierre. Por otra parte se reducen los riesgos de interferencias y rotura con redes de electricidad, gas y fibra óptica”.

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