Por Marcos Doño
CUANDO EL MUNDO SE DETUVO, HASTA PARA LOS “DIOSES”
(Por Marcos Doño) Lo que leerán a continuación de mi texto, es un relato de ficción social del escritor y ensayista Roberto Vacca, titulado "PROYECTO DE APOCALIPSIS", en el que se inspiró el pensador Umberto Eco para su libro “En la Nueva Edad Media” (1972). Yo lo tomé de otra obra de Eco, “La Estrategia de la Ilusión”, donde se plantean además de éste, otros temas referentes a las nuevas sociedades.
Hablamos del desarrollo que ya se advertía, de un poder económico tecnológico omnipotente, cuya concentración y penetración a escala global lograría homogeneizar las estructuras sociales y culturales, volviéndose, hasta en sus singularidades más profundas, en el común denominador de un mundo que hoy se nos presenta con un rostro monstruosamente simétrico y desigual. En este sentido, se podría decir que cuando todo se parece, cuando todo se ha vuelto monolítico, la cultura deviene unidimensional y entra en un proceso en el que su existencia se transforma en un mecanismo de pura ideología a escala biológica.
Pero el texto “Proyecto Apocalipsis” adquiere especial relevancia por estos tiempos de pandemia, obligándonos a reflexionar sobre la fortaleza y la debilidad de un sistema de concentración económica absoluta, en el que el conocimiento, regulado corporativamente y erigido en dios, está demostrando su impiedad y a la vez fragilidad instrumental. Fragilidad que, como comprobamos por estos días, está lejos de ser una novela o film sobre algún mundo distópico, para mostrarnos que cuando es sometido a circunstancias trágicas e inéditas como las de la pandemia del Covid19, puede quebrarse y dejarnos ante el peligro del reinado de la anomia.
Este golpe a la salud mundial ha desdoblado los pliegues de todas las sociedades, en donde se ocultaban las miserias, las mentiras, pero sobre todo el fracaso del mundo edénico que venía prometiendo el mercado libre, sobre todo desde los años 80 del siglo XX, donde el poder financiero terminó expandiéndose como la radiación de una bomba de poder político económico indómito.
Por décadas, se ha convocado a la humanidad a la glorificación del matrimonio entre la economía y la tecnología, desde un mundo de deidades inalcanzables, al que sólo se nos permite acceder a través de las pantallas y las redes. Este Olimpo de dioses empresarios, deportistas y artistas, cuyas habilidades, sobre todo sus osadías, son recompensadas con fortunas obscenas, es venerado por sus propias víctimas, las multitudes empobrecidas. Una idea del mundo que sólo funciona si está en manos de pocos, que son quienes nos convencen de un futuro idílico en el reino de los cielos.
Pero un día advino a este mundo, a su presente y a su prometido futuro, acaso como una entelequia salida del invisible dios Hades, un diminuto espécimen de la biología que trastocó la vida del planeta. Pequeño, imperceptible, vino sabiendo cómo meterse por nuestras narices y nuestras bocas, y cómo enfurecer aún más los miedos, las frustraciones y la paranoia de los mortales y de las deidades de este Olimpo moderno, que tan plácidamente dormían sobre sus laureles, inmunes a todo, y con pocas ganas de que los molestemos.
De lo que se trata entonces es de entender la ferocidad, el desamparo y la fragilidad del entramado social del mundo, cuando alguna catástrofe, de la índole que fuere, nos arroja sin miramientos a defendernos con nuestras propias fuerzas.
PROYECTO DE APOCALIPSIS
(Roberto Vacca - Umberto Ecco)
“Un día, en Estados Unidos, la coincidencia de un atasco de autopistas con una paralización del tráfico ferroviario impide que el personal de relevo acceda a un gran aeropuerto. Los controladores no relevados, vencidos por el estrés, provocan la colisión entre dos cuatrirreactores, que se precipitan sobre una línea eléctrica de alta tensión, cuya carga, repartida entre otras líneas ya sobrecargadas, provoca un black out (apagón) como el que ya sufriera Nueva York hace algunos años. Salvo que esta vez es más radical y dura varios días. Como nieva y las calles están bloqueadas, los automóviles forman monstruosos atascos; en las oficinas, se encienden fuegos para calentarse, estallan incendios y los bomberos no logran llegar a los sitios para apagarlos. La red telefónica queda bloqueada bajo el impacto de cincuenta millones de personas aisladas que tratan de comunicarse. Se inician marchas por la nieve, que ocasionan víctimas que se abandonan en las calles.
Los caminantes, privados de aprovisionamientos de toda clase, sufriendo una temperatura que ha descendido a 15 grados bajo cero, intentan apoderarse de refugios y mercancías: ENTRAN EN ACCIÓN LAS DECENAS DE MILLONES DE ARMAS DE FUEGO VENDIDAS EN NORTEAMÉRICA.
Ante la situación extrema, las fuerzas armadas asumen el poder, pero también son víctimas de la parálisis general. La gente sigue saqueando los supermercados, en los hogares comienzan a acabarse las reservas de velas, aumenta el número de muertos a causa del frío y el hambre, y EN LOS HOSPITALES LOS ENFERMOS MUEREN POR FALTA DE CUIDADOS.
Después de algunas semanas, cuando penosamente se restablezca cierta normalidad, los miles y miles de cadáveres dispersos por las ciudades y el campo comenzarán a propagar epidemias, provocando flagelos de dimensiones parecidas a los de la peste negra, que en el siglo XIV destruyó dos tercios de la población europea. En estos momentos, LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN ESTARÁ SUMERGIDA EN UNA PSICOSIS DE CONTAGIO y se afirmará un nuevo macartismo, mucho más duro que el primero.
La vida política, que habrá entrado en crisis, se subdividirá en una serie de subsistemas autónomos e independientes del poder central, con ejércitos mercenarios y administraciones autónomas de justicia.
Mientras esta crisis continuará indefinidamente, quienes lograrán superarla con más facilidad serán los habitantes de las áreas subdesarrolladas, YA PREPARADOS PARA VIVIR EN CONDICIONES ELEMENTALES DE VIDA Y DE COMPETENCIA, y se producirán grandes migraciones, que darán lugar a fusiones y mezclas raciales, importación y difusión de nuevas ideologías.
LA PROPIEDAD, MENGUADA LA FUERZA DE LAS LEYES Y DESTRUIDOS LOS CATASTROS, SE APOYARÁ EN EL SOLO DERECHO DE USURPACIÓN.
Por otra parte, la rápida decadencia habrá reducido las ciudades a una serie de ruinas alternadas con casas habitables, y habitadas POR QUIENES HAYAN LOGRADO APODERARSE DE ELLAS, mientras las pequeñas autoridades locales podrán mantener cierto poder construyendo recintos y pequeñas fortificaciones.
En este momento, SE ESTARÁ YA EN PLENA ESTRUCTURA FEUDAL. Las alianzas entre poderes locales se apoyarán en el compromiso y no en las leyes, las relaciones individuales se basarán en la agresión, en la alianza por amistad o comunidad de intereses, Y RENACERÁN LAS COSTUMBRES ELEMENTALES DE HOSPITALIDAD PARA EL TRANSEÚNTE. Ante esta perspectiva, no cabrá otra cosa que pensar en planificar el equivalente de la comunidad monástica que, en medio de tanta decadencia, se ejercite en mantenernos vivos y en transmitir los conocimientos técnicos y científicos útiles para el advenimiento de un nuevo renacimiento.”
Cuánto hay de realidad en lo que acaban de leer, es una pregunta que por estos días pareciera resonar como el eco moral de un futuro demasiado cercano como para no lo mirarlo de frente. Acaso porque este oráculo quizás ya nos esté ocurriendo.
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