Opinión. Por Mariana Góngora, médica argentina formada en Cuba.
“Cuba me enseñó a tratar personas, no enfermedades”
Ante la campaña de los políticos sumisos a las directivas de EE.UU, los medios de comunicación hegemónicos y los trolls contra los médicos cubanos: la opinión de una médica argentina recibida en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba
Esa bandera que ven en el fondo es la de Cuba. El país que me formó como médica.
¿Quieren que les cuente una anécdota? Cuando volví de Cuba, con mí título bajo el brazo, me di cuenta que no sabía dos cosas importantes para ejercer la medicina acá:
1) no sabía llenar una receta con los datos de la medicina prepaga que traía el paciente.
2) cuando el paciente venía y me decía “yo tomo -por ejemplo- glucophage”, no sabía a qué medicación se referían, porque no conocía todas las marcas.
Aprendí rápido igual, pero no me voy a olvidar nunca la sensación de tener los primeros pacientes adelante mío y no saber esas cosas. Usaba mucho Google en esa época.
Hoy todos están criticando que Cuba manda una “misión” (como dicen allá) de médicos a trabajar junto a médicos argentinos en ésto de la pandemia de COVID – 19, y los entiendo, juro que los entiendo…
Que la caja, que el colegio, que la matriculación, que no cumplen cuarentena, que van a cobrar no sé qué cantidad de plata para trabajar, que el adoctrinamiento, que los médicos varados en otras partes del mundo, que Alberto, que Cristina, que Fidel, que el comunismo, que el socialismo, que el populismo…
Entiendo que no los quieran recibir, entiendo que no quieran trabajar con ellos, entiendo que no les caigan bien los cubanos, entiendo… Entiendo… Entiendo… Yo les entiendo todo.
"Pero saben qué? Me tienen harta."
Me harté de ser empática. Hasta donde sé, ninguno de los que conozco tiene de apellido “Swiss Medical”. Así que mis amores, se me van bajando del caballo de la aristocracia, que ustedes viajan en burro.
Yo, aquí, en la foto, uno de los días más felices de mi vida, en uno de los lugares más hermosos del planeta.
Orgullosa de haber entendido desde el día cero que tratamos personas, no enfermedades. Orgullosa de todo lo que recibí de esa pequeña isla en el medio del mar Caribe. Orgullosa de Cuba, de Fidel y del inmenso “ejército de batas blancas” que supo formar el Gran Comandante.
Fuente: capac-web.org
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