Sociedad

Cubrir el hambre y alimentar sus almas

(Por Alejandro Malowicki) Se trata de reflexionar acerca de la posibilidad de que les niñes vean películas de corto y largometraje nacionales y latinoamericanas en las salas de cine y/o en espacios que puedan ser acondicionados para su exhibición incluyendo esta actividad saludable en los planes de asistencia social. Pues, saciado el hambre, es necesario convocar a las emociones a través de una actividad lúdica como lo es el cine en la “pantalla grande” y que sientan las emociones profundas y sanadoras del reír, llorar y soñar. Porque así como nunca olvidarán el hambre, tampoco olvidarán las imágenes y los sonidos que alimentaron su alma.

Se trata de reflexionar acerca de las infancias y nuestra producción audiovisual infantil teniendo muy en cuenta que en Argentina sumada a todos los países de América Latina y El Caribe, conviven 193 millones de niños, niñas y adolescentes de los cuales 1 de cada 3 viven en una situación de extrema pobreza que genera la tragedia humanitaria de 5 millones de niños y niñas menores de 5 años que sufren de desnutrición crónica. Esta estadística publicada por UNICEF en su informe del año 2018, también nos conmina a pensar que el vocablo “niño” encierra un universo de infancias que viven en diferentes condiciones y que, por lo tanto, si las desconocemos estamos falseando y vaciando de contenido a la preciosa palabra que definen a nuestros espectadores: las niñas, los niños y los adolescentes.

Se trata de reflexionar acerca de las férreas limitaciones que “el mercado neoliberal” les impone a los niños, niñas y adolescentes sometidos a ver películas en su cuasi absoluta mayoría de origen norteamericano y, como si vivieran enjaulados en una “caverna” habitada por sombras, tal como la describe Platón en “La República”, imponiendo sus paradigmas imperialistas acerca de la libertad y la democracia.

Se trata de reflexionar acerca de lo que les ofrece en la actualidad y desde hace muchos años el mercado de contenidos, pantallas y pantallitas: producciones donde el concepto de diversidad cultural es una estrategia para conquistar mercados y así desvirtuarlo y reemplazarlo por “un discurso único”, fuertemente impuesto por las producciones norteamericanas, como así también por la invasiva presencia de Google y YouTube que han logrado establecerse como las fuentes más importantes del conocimiento la primera, y la expresión de la libertad la segunda, desde el momento que no sólo emite contenidos, sino que se erige como un ejemplo de “participación democrática” al facilitarles a los usuarios exhibirse y exhibir sus producciones a sabiendas que previamente sus contenidos serán revisados y ,en muchos casos, censurados por los algoritmos creados para esos fines.

En realidad, tanto los programas infantiles que se exhiben en las pantallas y pantallitas digitales como las películas en las salas son experiencias que, si bien muy diferentes en su modo de ser vistas, son complementarias al cubrir objetivos comunes íntimamente relacionados con la salud integral de les niñes fundamentalmente en sus primeras etapas de crecimiento. De allí que así como el Estado financia, incentiva y apoya a la producción nacional destinada a las pantallas y pantallitas digitales, y “Pakapaka” es un excelente ejemplo de televisión pública educativa y entretenida, también debería incentivar y ayudar a la producción de películas infantiles con historias muy bien contadas para ser gozadas en la “pantalla grande”.

Se trata de reflexionar acerca de la necesidad de que nuestras infancias vean películas nacionales que incluyan en las historias sus voces, sus ideas, sus juegos, sus deseos y el conocimiento de las infancias de diferentes naciones. “Para que una historia mantenga de verdad la atención del niño, ha de divertirle y excitar su curiosidad. Pero, para enriquecer su vida, ha de estimular su imaginación, ayudarle a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; ha de estar de acuerdo con sus ansiedades y aspiraciones; hacerle reconocer plenamente sus dificultades, al mismo tiempo que le sugiere soluciones a los problemas que le inquietan” Bruno Bettelheim, “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”.

Se trata de reflexionar incluyendo en los planes de asistencia social ésta actividad lúdica y saludable de gozar el cine nacional y latinoamericano infantil en “pantalla grande”. Cubrir el hambre y alimentar sus almas.

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