Eduardo Blanco/Instituto para la Producción Popular (IPP)
Diez experiencias mundiales de uso comunitario de las energías renovables
Esta semana el gobierno italiano decidió impulsar la energía solar con una desgravación fiscal que permite instalar paneles fotovoltaicos en los techos de las casas de forma gratuita, una medida que forma parte del plan para reactivar la economía tras la pandemia. Es una política que se suma a una larga lista de experiencias que en distintos países buscan darle un sentido comunitario a las energías renovables. Presentamos aquí diez casos de modelos de desarrollo popular de alternativas energéticas como complemento de la nota publicada el martes por Enrique Martínez en Motor Económico, sobre las posibilidades productivas y económicas de la democratización de la energía (http://www.motoreconomico.com.ar/economia-nacional/el-mundo-de-la-energa-renovable).
La primera idea que suele surgir cuando se habla de energías alternativas es que es una cuestión de países ricos, con economías estables que les permiten planificar modelos no convencionales. Quienes piensan eso se sorprenderían de saber que una de las regiones con mayor desarrollo de la energía solar está en la región rural de Bangladesh, una de las más pobres del mundo. Allí 20 millones de personas accedieron por primera vez a la energía gracias a un plan internacional basado en la masificación de paneles solares para viviendas y riego.
El alto costo inicial que durante más de una década tuvieron las instalaciones de paneles solares abonaba ese prejuicio. Pero la realidad es que los ejemplos de uso popular de estas alternativas se encuentran en países con distinto desarrollo humano y cada vez sus ventajas económicas son más evidentes. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), los costos de estos sistemas han bajado un 80% entre 2008 y 2013. Una tendencia que estiman seguirá hasta 2025, cuando esperan que los costos hayan bajado un 65% más respecto de los actuales.
A continuación damos cuenta de diez ejemplos de uso de energías renovables para atender demandas sociales:
Inglaterra: cooperativa eólica comunitaria
La comunidad de Ulverston, en el noroeste de Inglaterra, recaudó 4 millones de dólares en sólo dos semanas para ayudar a pagar el parque eólico Mean Moor y convertirse en el primer grupo comunitario de ese país que convierte un emprendimiento privado en un desarrollo colectivo. Los miembros de la cooperativa High Winds, el colectivo que realizó la operación en marzo de 2018, fueron apoyados por un fondo de inversión cooperativo que le financió el proyecto mientras se recaudan los 10 millones de dólares que cubren la operación.
High Winds, una sociedad de beneficio comunitario creada en 2014 con el propósito de construir y operar aerogeneradores para producir energía renovable, es la primera sociedad colectiva que compra un parque eólico para que la comunidad proyecte su propio plan de energía, de acuerdo con las necesidades de sus habitantes. Si bien en el Reino Unido hay varias experiencias de cooperativas comunitarias que están a cargo de generadores de energías renovables, es la primera vez que un parque privado pasa a manos de los vecinos receptores de la energía.
Palestina: el empoderamiento solar
La energía eléctrica es un servicio escaso y caro en Palestina. Gran parte del suministro es importado y para el 52% de los palestinos que oficialmente viven en la pobreza (las organizaciones de apoyo internacional suben ese número a casi el 80%), es una carga muy difícil de afrontar. La situación es todavía más complicada en las zonas rurales, donde la escasez energética complica a los hogares y a las pequeñas unidades productivas de subsistencia, generalmente lideradas por las mujeres.
Frente a ese panorama, la Red Palestina de ONGs Ambientales (PENGON) organizó un plan basado en la energía solar como sustituto de la red convencional capacitando y apoyando la difusión de sistemas locales que permitan tener fuentes propias de energía a la población marginada. Pusieron, además, el foco en las mujeres palestinas para que sean las impulsoras de este cambio y se revalorice su papel fundamental en esa sociedad sitiada desde 1967 por Israel.
Nueva York: sol para todos
El programa Solar For All, que destinará mil millones de dólares para difundir la energía solar entre los neoyorquinos, culminó en febrero de 2019 el proyecto comunitario que permitirá que 10 mil habitantes de la ciudad de Séneca tengan acceso a esa energía alternativa sin costo. Las familias fueron elegidas entre las de menores recursos que se suscribieron para recibir el beneficio. El plan contempla que el 20% de las instalaciones estén destinadas a estos grupos familiares que no podrían afrontar el costo de la infraestructura básica. El estado de Nueva York busca que para 2030 el 70% de la energía consumida provenga de fuentes renovables.
Los beneficiarios del programa no sólo reciben gratis los paneles y la instalación sino que además no tiene que pagar cuotas de participación. Para obtener esta ventaja se evalúa la ubicación del hogar, los ingresos de la familia y su consumo habitual de energía. En la segunda etapa del plan, se ampliará esa participación, pero siempre con la idea de bajar los costos energéticos para que los usuarios comprueben las ventajas de las energías limpias y se difunda con más rapidez el sistema.
Yemen: energía en medio de la guerra
El conflicto interno iniciado en 2011, que se profundizó con la guerra en 2015, complicó seriamente el suministro de energía en Yemen. Pese a ser un país sin tradición en energías alternativas, en esta nación ubicada en Medio Oriente se han diseminado rápidamente las fuentes solares entre la población ante las dificultades del gobierno de suministrar energía eléctrica o generada por combustibles fósiles. Se calcula que el 50 por ciento de los yemeníes de Saná, la ciudad capital, tiene alguna de sus necesidades básicas cubiertas por instalaciones de paneles solares.
El deterioro de las redes eléctricas en el conflicto bélico de Yemen dejó a su población cautiva del afán de lucro de quienes manejan el mercado del gas oil y las naftas, que especularon con los precios y volvieron prácticamente imposible el acceso a las energías convencionales en uno de los tres países más pobres de Asia. La falta de energía eléctrica dura más 18 horas diarias a causa de un sistema colapsado.
Frente a esa restricción económica, los yemeníes encontraron en los paneles solares la solución más accesible a las dificultades de un sistema energético quebrado. La demanda de pequeños dispositivos que acumulan energía solar generó que en los mercados populares abunden sistemas que sirven para calentar
Una de las experiencias más interesantes es la del colegio secundario Sayeda Zeinab para Niñas, de Saná, en el que un grupo de alumnas desarrolló en 2012 soluciones de bajo costo para situaciones cotidianas. Wafi Al-Rimi, en ese momento de sólo 16 años, comenzó a interesarse por esta tecnología a causa de que la energía eléctrica en la zona en la que vive sólo duraba una hora y no le alcanzaa la luz para estudiar.
Dinamarca: líderes en participación comunitaria
Los daneses aspiran a ser el primer país del mundo que abandone para siempre los combustibles fósiles. Los planes oficiales estiman que ese acontecimiento se producirá en 2050, ocho décadas después de que Dinamarca comenzara a planificar un desarrollo de las energías renovables que tuvo una fuerte participación comunitaria mediante un sistema de cooperativas y municipios que favorecieron la difusión de las alternativas energéticas bajo la premisa de atender las necesidades de la comunidad y beneficiar a los ciudadanos que participan del proyecto.
La crisis del petróleo de 1973 obligó a los daneses a redefinir su política energética. Hasta entonces, el 90% de la energía que utilizaban dependía del combustible importado. Desde entonces, uno de los ejes políticos de los sucesivos gobiernos fue establecer metas para reemplazar esa dependencia mediante el desarrollo de energías alternativas.
Así fue que Dinamarca organizó sus planes energéticos con tres premisas: pensar a largo plazo, consensuar la continuidad de la planificación a través del tiempo y lograr el apoyo comunitario mediante la participación de los ciudadanos en la generación de energía. La legislación de ese país prevé que el 20% de la energía renovable que se produzca debe estar gestionada por grupos comunitarios.
Australia: bajar el costo y apoyar a la comunidad
El proyecto Dunsbourough Community Energy, la primera central de energía virtual de Australia, es una instalación de energía renovable cuyo objetivo es reducir el costo de energía de los hogares y avanzar hacia el objetivo de energía renovable del 90% en Australia, un país en el que el costo de la energía ha llegado a forzar la renuncia de un primer ministro.
La empresa encargada de la instalación y el sistema, Redback Energy, se comprometió a proporcionar 250 dólares por cada hogar que se sume al proyecto. Ese aporte se sumará al “fondo comunitario” del Proyecto de Energía Comunitaria de Dunsborough y se distribuirá para financiar proyectos locales en escuelas, clubes deportivos y otros proyectos que sean decididos por la comunidad. El cálculo es que en los 20 años que se estima durará el proyecto, se podrán recaudar unos 8 millones de dólares para esas actividades comunitarias.
Mali: mujeres con energía
El Proyecto de Promoción de Nuevas Energías Renovables para el Avance de la Mujer (PENRAF), iniciado por el Gobierno de Malí en 2003 y apoyado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, ha logrado que 30 mil pobladores de aldeas rurales accedan a la energía mediante paneles solares que les permiten, por ejemplo, mejorar el rendimiento de sus huertas gracias a bombas de riego solares.
El plan está coordinado por una organización de mujeres de Sirakorola, que supervisa desde la horticultura y la fabricación de hielo para uso alimentario a la supervisión del centro de salud y de dos escuelas del pueblo.
Ontario: cooperativas de vecinos
La provincia canadiense de Ontario ha logrado desarrollar un sistema comunitario de desarrollo de energías renovables en base a cooperativas de vecinos. Apoyados por la legislación local, que mediante la Ley de Energía Verde promueve la participación comunitaria, 7 mil ciudadanos participan de estas organizaciones que comenzaron a difundirse en 2010, especialmente en los ámbitos rurales y de comunidades indígenas.
En 2009, el gobierno de Ontario apoyó el proceso de cambio hacia las energías renovables. Con ese fin creó un programa denominado Feed- in Tarif (FIT), que establece la posibilidad de que los ciudadanos puedan vender a la provincia la energía generada a un precio garantizado por contrato durante 20 años. Se trata del primer programa de tarifas reguladas de América del Norte
California: política de Estado
El Comité de Energía de California dispuso por unanimidad que a partir de 2020 los techos de las viviendas que se construyen en el estado tengan instalados paneles solares para impulsar el recambio hacia las energías renovables. La medida se tomó pese a las advertencias del mercado inmobiliario sobre el incremento del precio de las propiedades en momentos en que el sector está en crisis. Los 40 millones de californianos serán los primeros estadounidenses que adopten el uso obligatorio de energía solar como política de estado.
La medida tomada por el Comité de Energía californiano es un proyecto que lleva una década de análisis y que propone que hacia 2030 la mayoría de los hogares y comercios de California estén alimentados por energía solar. De este modo, se acabaría la dependencia actual de gas y electricidad convencional y se generaría un importante ahorro en el consumo de la población.
Italia: techos gratis
El gobierno italiano ha aumentado las exenciones fiscales que ofrece para la renovación de edificios y proyectos de certificación energética . Con esa medida, permite que quines quieran sumarse a las instalaciones domiciliarias de paneles solares lo puedan hacer sin costo. La medida es parte del Decreto de Relanzamiento, un paquete de resoluciones destinadas a reactivar la economía italiana en respuesta a la crisis de la pandemia.
La desgravación fiscal se aplicará en tres tipos de proyectos de renovación, que incluyen el aislamiento de edificios, la sustitución de los sistemas de refrigeración y calefacción en edificios de apartamentos de varias unidades y la sustitución de los sistemas de refrigeración y calefacción en viviendas unifamiliares.
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