“Lo importante no es la producción ni el capital, sino las personas que componen ese espacio”
Con mucha alegría, un grupo de mujeres trabajadoras y organizadas, dio un gran paso para pensar nuevos desafíos y nuevas posibilidades productivas.
La Cooperativa de Trabajo Fernanda Toledo Limitada recibió su matrícula, luego de casi de 10 años de trabajo colectivo, pensado desde la economía social, solidaria y feminista. Esta organización se conformó en el año 2009, luego del femicidio de Fernanda Toledo, cuando un grupo de mujeres se reunió para pensar y construir espacios de reflexión que permitan luchar contra la violencia de género.
Una de sus trabajadoras, Melisa Ovejero, explicó lo que representa la obtención de este registro: “Significa un reconocimiento oficial a nuestro trabajo, que venimos haciendo hace tanto tiempo. Esta matrícula, nos va a permitir facturar trabajos más grandes, acceder a financiamiento, a licitaciones, subsidios y demás privilegios que tienen no solamente las Cooperativas sino, sobre todo, las empresas privadas”.
El trabajo, el amor y la lucha son motores en la historia de esta Cooperativa. Como mujeres trabajadoras, Melisa contó cómo se paran frente a las dificultades para buscar soluciones colectivas: “La lucha es constante, desde el primer momento en el que decidimos llevar el nombre de nuestra compañera Fernanda Toledo, a partir de su femicidio, todo ha sido lucha y sobre todo amor. Porque parándonos desde ahí, es desde donde decidimos luchar, porque entendemos que otra forma de producir, otra forma de entender la economía, otras formas de entender las relaciones interpersonales son posibles”.
Hoy la Cooperativa Fernanda Toledo cuenta con dos talleres, uno textil y otro de sublimación, donde realizan trabajos de marroquinería, indumentaria y juegos colectivos. Al mismo tiempo, poseen una línea de comercialización donde confeccionan indumentaria deportiva o diversos productos para organizaciones sociales, partidos políticos y sindicatos. Además, llevan adelante un proyecto para acompañar a emprendedoras y plasmar las ideas que quieren producir.
Conjugar la necesidad de organizarse y trabajar
Como integrante de un espacio de mujeres que conformaron una Cooperativa, Melisa Ovejero, contó cómo fue este descubrimiento: “Aprendimos en el camino que quizá la forma cooperativa era una forma que podía llegar a comprender las múltiples formas que decidimos para organizarnos. Como mujeres, nos es muy difícil acceder a trabajos dignos, a trabajos que tengan en cuenta nuestra necesidad y sobre todo que sean compatibles con las tareas de cuidado que históricamente se nos han impuesto. Las mujeres no tenemos el mismo tiempo que los hombres para poder trabajar y tampoco tenemos el mismo sueldo, por más que trabajemos el mismo tiempo”.
Como espacio de trabajo, esta organización busca fortalecer lazos y promover la organización colectiva; y con este propósito, explicó Melisa Ovejero, surgió la Cooperativa: “Nace con la idea de generar un espacio de trabajo, de generación de salario, partiendo de la premisa de que lo importante no es la producción ni el capital, sino las personas que componen ese espacio. También las necesidades que estamos atravesando, entonces desde la Cooperativo nos planteamos no solamente solventar la necesidad económica, sino, sobre todo, solventar nuestras necesidad de organizarnos”.
Por último, uno de los grandes logros de este espacio cooperativo, tiene que ver con la diversidad generacional que caracteriza a las mujeres que lo integran. Para Melisa Ovejero, este aspecto es fundamental para pensar esas formas de organizarse: “Uno de los grandes bastiones y victorias que tenemos es justamente poder coexistir diferentes generaciones y retroalimentarnos de la fuerza, de las ganas de la juventud; pero también de la experiencia y tenacidad de las compañeras más grandes. Igualmente de las niñeces y adolescencias que nos rodean. A partir de todas esas fuentes de información conseguimos un entrelazo generacional”.
Fuente: El Portal de las Cooperativas
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