Opinión. Por Pedro Peretti
Los embustes de la derecha agraria
(Por Pedro Peretti) La derecha ha hecho un verdadero desastre con la economía agraria de nuestro país que nos llevó de bruces al monocultivo sojero. ¿Cómo damos el debate agrario desde el campo nacional y popular?
En La Nación del 26 de junio 2020, el periodista Sergio Suppo pone en papel una serie de falacias campestres que no se pueden dejar correr fácilmente. Según el columnista, CFK volvió para ajustar cuentas, y “el campo –cual Sherlock Holmes -encontró los datos“. Me pregunté: ¿ qué pruebas tan contundentes hallaron sobre la supuesta sed de venganza de Cristina?.
Pensé en un video de la AFI o algún cuaderno fotocopiado. Pero no, había menos trabajo de producción. Leo y releo el artículo y, prueba, no encuentro ninguna. Sí mucho odio, no sólo contra CFK sino contra todo lo popular.
Lo primero que quiero aclarar que “el campo“ como tal, según usa el concepto el periodista, no existe. Hay varios campos. Definir al sector como generalidad, poniendo en la misma bolsa al que tiene 50.000 hectáreas (hay varios con más) y al que tiene 300, y al que tiene 30 y al que no tiene tierras y arrienda, como si todos fueran iguales y configuraran una masa homogénea, es una verdadera entelequia. Es un mero recurso semántico que le dio buenos resultados políticos a la derecha, porque consiguieron con un módico esfuerzo publicitario invisibilizar el latifundio, transformando a grandes terratenientes en esforzados labriegos. Notable. Pica… ya los descubrimos.
Aclarado esto, vayamos a la primera preocupación del articulista: la expropiación de Vicentin, que aún no se envió al Congreso y ni siquiera se pudo ejercer la intervención. Pero la expropiación que sí ya sucedió, y a La Nación no le preocupa, es la que ejecutó Vicentin con la propiedad privada de 1885 productores a los cuales Vicentin les confiscó granos por 25.657 millones de pesos. Vicentin también nos expropió-a todes-18.000 millones de “nuestros impuestos” vía estafa Banco Nación. La única expropiación mala- según este articulista- es la que se hace al amparo de la Ley y en función del bien público.
Pero lo que no tiene paragón es la fundamentación del por qué el “campo” está en contra de CFK y de la expropiación. Haciendo un falso “déjá vu” del siglo pasado, la derecha cooptó a Menen y le impuso su programa económico de neto corte neoliberal con Cavallo-Alsogaray, las privatizaciones, que La Nación apoyo entusiastamente. ¿ Eso es innegable no?.
Durante esos años aciagos se perdieron más de 100.000 explotaciones agropecuarias todas pequeñas y medianas. Lo que significó lisa y llanamente perder la propiedad de la tierra para miles de chacareros. La concentración de la propiedad rural creció exponencialmente según lo marcan todos los censos agropecuarios. No hace falta demostrar eso ¿no?.
Pero, aparte, de las 100.000 chacras menos, durante los noventa se habían hipotecadas sólo en el Banco Nación 12.000.000 de hectáreas, período en el que no existieron las retenciones. Repito: había retenciones cero. No sé de dónde se informa Suppo que fue la intervención del estado lo que ocasionó quebrantos irremediables a los productores.
En esos aciagos noventa, fue cuando surgió el Movimiento de Mujeres en Lucha, cuyo objetivo era el de parar los remates de tierras de chacareros endeudados. Situación que se revierte completamente con la llegada de Néstor y CFK al gobierno, cuando ya no sólo no se remató a nadie, sino que se desendeudó a todo el sector. ¿Quien defendió más la propiedad privada? ¿ la derecha neoliberal que se quedaba con la tierra de los chacareros fundidos o el gobierno popular que los desendeudó?. Con pruebas, no con versos, antes y siempre está la verdad. No se puede contar en forma tan sesgada la historia.
La derecha se cree dueña absoluta de la verdad agraria, opina desde una suficiencia auto-adjudicada que no se compadece con la realidad. Ha hecho un verdadero desastre con la economía agraria de nuestro país que nos llevó de bruces al monocultivo sojero con concentración de tierras y rentas. Los defensores del modelo solo hablan de las retenciones que deja la soja, pero nunca ponen ni cuantifican el voluminoso debe de la sojización. Cuánto nos cuesta en términos de cáncer, inundaciones, accidentes viales, migraciones rurales, deforestaciones, ocupación geopolítica del territorio, irracionalidad logística, con alimentos que viajan miles de kilómetros en camión y monopolios que nos extorsionan con los precios y la inflación. Todo es parte del modelo agrícola, que nos quieren vender por partes y como exitoso. Pero tiene innumerables contraindicaciones que hay que pesar y mensurar correctamente. Nos están vendiendo gato por liebre.
La nota de La Nación me mueve a una reflexión colateral a la misma, y es como damos el debate agrario desde el campo nacional y popular. No podemos seguir regalándole todo el terreno a la derecha para que construya sentido común a su antojo. En una declaración de apoyo a la expropiación de Vicentin-que tuve el honor de firmar- junto a otros destacados compañeros dijimos: “tan importante como investigar es comunicar”; habría que agregarle, y debatir de cara a la sociedad: ¿qué agricultura y agricultores necesitamos?, ¿ quién queremos que nos “fabriquen” los alimentos?.
No es lo mismo mil terratenientes integrados verticalmente, que un millón de chacras mixtas con mercados de cercanía y exportando de forma diversificada sin monocultivo. Son dos mundos agrarios totalmente distintos que conllevan dos formas de ver la vida e interpretar la democracia. Nosotros queremos una agricultura con agricultores de rostro humano, al servicio de la soberanía y seguridad alimentaria de la Nación. La sociedad tiene la última palabra, si escucha una sola campana difícilmente pueda elegir bien ¿ se entiende?.
Máximo Paz, 27 de junio de 2020
Fuente: Página 12
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