Entrevista a Maru Bielli
«Mucha gente piensa que la villa es un mundo paralelo»
Las legisladoras y los legisladores porteños del Frente de Todos presentaron dos proyectos de ley para mejorar la situación de las villas durante la pandemia. María Bielli, militante territorial en la Villa 31 durante doce años, intenta desde la banca que ocupa ahora en la Legislatura ayudar a los vecinos y las vecinas del barrio. Luego de la conmoción que generó la muerte de Ramona Medina, militante de La Garganta Poderosa, las legisladoras y los legisladores porteños del Frente de Todos presentaron dos proyectos de ley para mejorar la situación en las villas durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Uno de ellos busca generar un Protocolo de Atención Sociosanitaria para los barrios populares que exige reforzar la atención primaria de la salud, realizar los testeos y diagnósticos necesarios, y que el Ejecutivo de la Ciudad garantice los espacios de aislamiento, los subsidios de emergencia y los certificados de vivienda familiar durante la ausencia de sus habitantes. El segundo pretende declarar la Emergencia Sanitaria, Alimentaria y Social en el barrio Padre Carlos Mugica -más conocido como Villa 31- con el objetivo de que el Gobierno porteño formule y ejecute programas específicos para garantizar los derechos de sus habitantes.
María Bielli es una de las legisladoras del Frente de Todos que ingresó el pasado 10 de diciembre al recinto y, junto a Ofelia Fernández y Lucía Cámpora, forma parte de la triada joven y feminista que vino a cambiarlo todo. Representante de la agrupación El Hormiguero, Maru -como la llaman sus compañeres- militó durante doce años en la Villa 31, adonde ahora vuelve todos los días para ayudar y contener a los vecinos y vecinas. Además estuvo acompañando el operativo «Detectar», el dispositivo de testeo que va casa por casa entrevistando a los contactos directos de los casos positivos. En diálogo con El Grito del Sur, Bielli habla de la situación en la 31 y de la falta de respuestas por parte del Gobierno de la Ciudad.
¿Cómo ves la situación en la Villa 31?
Hay mucha incertidumbre en el barrio, los vecinos están muy angustiados porque cada vez aparecen más casos. Creo que la muerte de Ramona y del Oso sintetizó de manera muy clara lo que está pasando, a tal punto que a partir de eso mucha gente que tenía algunos síntomas se fue a hisopar. Igualmente es difícil convencer a los vecinos de que se hisopen cuando han recibido tanta violencia institucional. Hay vecinos que tienen síntomas pero no son positivos, entonces quedan deambulando por hospitales que no tienen la infraestructura para contenerlos. A partir de ayer, a las personas que tienen síntomas leves las están llevando a hoteles para esperar el resultado, pero las respuestas siempre llegan tarde. La gente tiene que sufrir para que el Gobierno porteño se dé cuenta y redireccione lo que está haciendo. El Gobierno de la Ciudad no entiende que para resolver la cuarentena tiene que haber mayor presencia del Estado. A diferencia de lo que pasa a nivel nacional, en la Ciudad no se activaron herramientas sanitarias ni económicas para saldar la emergencia.
¿Qué sucede con el rol de Diego Fernández, el funcionario a cargo de la Secretaría de Integración Social y Urbana?
Los legisladores que integramos la comisión de Vivienda tuvimos una reunión con Diego Fernández, donde dijo que no había ningún barrio en la Ciudad que tenga mejor agua que la Villa 31. Parece que vive en una realidad paralela. Mientras que le estamos diciendo que hay muertes evitables, eso parece una provocación. En la Villa 31 la presencia de las organizaciones sociales y políticas es muy importante. Hay un montón de referentes y vecinos que, desde el día uno, le están tocando la puerta a Diego Fernández para ver qué hacer y resolver esta situación en conjunto y eso no pasó. Debieron esperar hasta que llegó el operativo «Detectar», que fue el primero que convocó a las organizaciones sociales.
Ahí hay un problema de matriz cultural que en estos momentos se cristaliza y es que mucha gente piensa que la villa es un mundo paralelo. Éste tiene que ser un punto de inflexión para poder pensar una ciudad distinta. De la pandemia tenemos que salir entendiendo que hay muchas cuestiones estructurales de esta ciudad que no funcionan.
¿Qué pasa con las relocalizaciones?
Las relocalizaciones agarran al proceso de urbanización en un momento muy complejo. El problema es que, a los vecinos que hoy están siendo relocalizados, les hacen firmar una escritura que ya quedó obsoleta. Inclusive, desde la Secretaría reconocieron que no es la escritura que corresponde y que tiene que ver con el desorden por el cual se está llevando a cabo el proceso de relocalización. En términos sanitarios, creo que está bien que los relocalicen, pero si a esas personas les hacés firmar un papel que no tiene validez, que los perjudica y va en contra de sus intereses, es un problema. Por eso estamos pidiendo que a los vecinos que se los relocalice les hagan firmar un acta de gestión y que, cuando la pandemia pase y vuelva a funcionar la mesa de gestión participativa, se consensúe una nueva escritura.
¿De qué se tratan los proyectos de ley que presentaron ayer?
Los proyectos que presentamos son los que le venimos pidiendo al Gobierno porteño que ejecute desde que comenzó la pandemia. El 12 de abril, el jefe del bloque del Frente de Todos presentó una propuesta sanitaria para los barrios populares que construimos antes de que se diera el primer caso en una villa. En ese momento, el FdT le acercó a Larreta el protocolo que hoy estamos haciendo proyecto de ley y lo hicimos porque interpretamos que como oposición tenemos que acercar propuestas, soluciones y otros puntos de vista. Lo que dice ese protocolo es que los casos de contacto estrecho no son lo mismo en un barrio donde se puede hacer aislamiento que en uno que tiene el nivel de hacinamiento que tienen los barrios populares. Hay lugares donde 11 personas comparten un baño, entonces los posibles contagios no son sólo para las personas que los rodean. Al mismo tiempo, la emergencia es sanitaria, alimentaria y social: tiene que ver con que si vos a esas personas que viven al día les decís que se queden en casa, les tenés que garantizar condiciones para que puedan cumplir el aislamiento. Es sencillo: un kit de alimentos y un kit de limpieza. Porque sino surgen grandes enunciaciones como “Protocolo de actuación”, “Emergencia Sanitaria, Alimentaria y Social”, cuando en verdad lo que estás pidiendo es una caja de elementos de higiene y una de comida. No hace falta votar estos proyectos de ley, es sólo voluntad política.
Fuente: EL grito del Sur
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