Sociedad

Escriben sus amigos y compañeros de trabajo

Semblanzas Héctor "Cacho" Otheguy

***31 de marzo de 2020, desde temprano empezaron a llegar mensajes acerca de la irreparable pérdida que significa el fallecimiento de un gran referente de la Ciencia y la Tecnología en la Argentina, en particular el desarrollo del plan nuclear. Acompañamos a la familia y amigos en este difícil momento. Hoy más que nunca honramos su memoria en honor a sus ideales.

Queremos compartir las palabras escritas por sus colegas y amigos, que honran su calidad humana y la relevancia de su labor.*

Héctor "Cacho " Otheguy (1947-2020)

Conocí a Cacho a principios de los 70 cuando ingresé con una beca de CNEA al Instituto Balseiro. Conrado Varotto había regresado de Stanford y en todos lados (incluido el comedor) trataba de contagiar y reclutar a jóvenes investigadores para su proyecto de Investigación Aplicada. Cacho fue quizás el primero de ellos y lo acompaño con los resultados que todos conocemos. Los grandes como Varotto forman grandes y Cacho fue su obra maestra. Sus méritos y logros son más que conocidos y su calidad humana también. En este último punto es que me quiero explayar y contar algunas pequeñas anécdotas que me hacen y me harán recordarlo siempre.

Ambos fuimos ayudantes de Varotto en la materia termodinámica, allá por mediados de los 70. Años después cada vez que me veía, aunque fuera esporádico ya que estábamos en distintas actividades, Cacho se acordaba de ello. Nos vimos varias veces en el vuelo Bariloche- Buenos Aires y charlábamos sobre CNEA, INVAP, los amigos etc. Siempre me ofrecía acercarme al Hotel donde me alojaba, cosa que le agradecía, pero no aceptaba ya que no quería abusar de su tiempo y gentileza. Una vez, en el 2013, lo encontré en la calle Junín en CABA cerca del CONICET y en plena calle hablamos un buen rato. Le conté que iba a Tecnópolis ya que había una ceremonia por los 55 años del CONICET donde entregarían las medallas a los Investigadores promocionados a la Categoría de Superior, entre los cuales me contaba. Algo molesto me dijo "Por que no me invitaron!!!!?" La conversación continuó y en un momento le dije: Sabes Cacho; yo creo que nadie que esté en Ciencia y Tecnología hoy en Argentina puede quejarse de que no tiene los medios para trabajar. Excelente me dijo "lo voy a usar". Algún tiempo después en un avión se levantó y dirigiéndose hacia mí que me encontraba alguna filas detrás suyo me dijo: Sabes? Eso que me dijiste lo utilicé muy bien!!!

Yo me quede pensando; el Cacho que es un grande tiene gestos simples, cálidos y generosos de un verdadero grande!!!

Siempre que necesitamos alguna carta de recomendación para presentar un subsidio, proyecto de financiamiento u otro tipo de apoyo, el Cacho nos la brindaba de manera generosa y rápida. Hoy cuando supe la noticia sentí una profunda tristeza y humedad en mis ojos como hacía tiempo no sentía.

Alberto Caneiro


Conocí personalmente a Cacho Otheguy – por esos años Gerente Técnico, cuando Conrado Varotto era Gerente General de la empresa-, en una entrevista laboral previa a mi ingreso a INVAP, una mañana barilochense lluviosa y fría de Junio del 87´. Para quien escribe estas líneas (entonces recién doctorado en Física, pero con varios años de trabajo en la UBA como docente investigador, un antecedente previo en la vieja YPF estatal y algunos años de experiencia fuera del país), ese encuentro resultó fundamental para lo que sería el futuro profesional y personal.

Un mundo nuevo y desafiante para quien venía de un ambiente académico...pero también fervientemente anhelado en la búsqueda de participar de desarrollos tecnológicos con aplicación directa en áreas estratégicas para el país. Un viejo sueño compartido con aquella generación de graduados de los 70´s. Más allá del orgullo personal de haber participado y contribuido con un pequeño aporte individual a la causa colectiva de desarrollos complejos en varios proyectos que posiblemente ni hubiera soñado en los años previos a ese encuentro, la figura de Cacho Otheguy se identifica con algunos conceptos tan elementales como trascendentes, tan sencillos como ejemplares, los que hoy siento como un precioso tesoro acuñado a lo largo de mi actividad profesional. Cuando hoy (desde mi lugar de jubilado) pienso en Cacho y en INVAP, se agolpan desordenadamente algunas ideas fundamentales, que creo esencial rescatar tanto no sólo en cuanto a su gestión de la empresa, sino también como parte de la "memoria tecnológica" de este país:

Creer – como tecnólogos y científicos - en nosotros mismos, y en los equipos de trabajo que podemos formar. Creer en las capacidades del sistema nacional de C y T, de sus Instituciones y en la formación técnica de nuestros profesionales. Sostener el ideal de un desarrollo tecnológico nacional. Expandir las fronteras tecnológicas y ganar para la Empresa y para la Argentina un lugar de preponderancia en proyectos estratégicos...

Asumir plenamente que alcanzar logros tecnológicos inéditos para el país, y convertirse - como Empresa - en un referente reconocido en mercados internacionales de alta tecnología es una realidad plausible y concreta. Lograr una sinergia profesional dentro de equipos de trabajo multidisciplinarios, tanto al interior de la Empresa, como en la articulación conjunta con los diversos actores del sistema nacional de C y T (Instituciones, científicos y tecnólogos). Pensar una Empresa que protegiera a la planta de empleados en épocas de severas crisis, en las cuales se priorizó salir de las mismas con el aporte conjunto de todos.

Fomentar la participación de las PYMEs en proyectos de alto valor agregado, generadores de trabajo local genuino y de divisas para el país. Poner en valor todos estos activos para abordar temas tecnológicos complejos, utilizando el poder de compra del Estado y nutriendo al mismo de capacidades estratégicas. Todo eso representó la gestión de Cacho Otheguy, continuando el legado de Conrado Varotto, y como parte del grupo fundador de INVAP. Todo eso se tradujo en lo que es hoy INVAP.

Para muchos de quienes trabajamos en la empresa por más de 30 años su pérdida es tan irremplazable, como – a la vez- motivadora de la continuidad de un trabajo colectivo en pos de nuevos desafíos y logros tecnológicos comparables a los ya alcanzados.

Su desaparición física en este momento tan aciago que atraviesan el país y su sociedad por la pandemia, además del dolor, recogimiento y respeto que la misma nos genera, debe alentar en todos quienes vivimos INVAP la fuerza necesaria para redoblar los desafíos tecnológicos y volver a soñar ese mañana posible para la Ciencia y la Tecnología de este país.

Que su figura nos recuerde – a jóvenes y viejos - que el desarrollo tecnológico nacional en áreas complejas es posible. Que – entre todos- podemos y debemos encontrar los mejores caminos para llevar adelante su legado. Será un privilegio hacerlo, y el mejor acto de justicia para con la memoria de Cacho Otheguy.

Eduardo Nassif

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